Con el Club Pira Pytá ya consolidado como una de las grandes instituciones de Posadas, en la década del 60 los pescadores de la institución decidieron organizar un torneo de pesca, pero con la particularidad que tenía una extensión de 20 horas que se dividían en dos jornadas de competencia.
En las primeras ediciones, los pescadores sólo debían salir en busca de cinco especies que por entonces abundaban en nuestro Paraná: salmón, dorado, pacú, surubí y manguruyú.
Los memoriosos recuerdan que los pescadores eran premiados por cada una de las especies y el que obtenía la mayor cantidad de puntos a partir de la sumatoria de las cinco especies, se hacía acreedor de un trofeo Challenger. Con pocas embarcaciones a motor, por ese entonces la cancha donde se desarrollaba la competencia era bastante reducida: iba desde la sede del Club Pira Pytá hasta la Corredera De Haro e Isla del Medio. La competencia se realizó de manera consecutiva hasta 1966, cuando hubo una pausa de cinco años. En 1971 el torneo volvió a realizarse con el impulso de la recién conformada Federación Misionera de Pesca y Lanzamiento (FEMIPYL). Ese año se concretó el Primer Concurso Nacional de Pesca Embarcada y años siguientes concursos nacionales de costa. Esto hizo que los pescadores empezaran a buscar nuevas especies, que anteriormente no eran tenidas en cuenta.
En el año 1977 se reincorporan los trofeos Challenger al concurso y se tuvo un cambio importante: las 20 Horas comenzaron a disputarse en forma continuada: arrancaban los días sábado a las 14.30 y se extendían hasta el domingo a las 10.30. Ya no se buscaban las cinco especies de ley, sino que se fueron sumando otras y además, la puntuación también sufrió cambios, ya que comenzaron a otorgarse puntos por especies, cantidad de piezas y peso, ya que por ese entonces todos los peces terminaban sacrificados y luego exhibidos en una “ganchera”.
Paulatinamente se tuvo un aumento importante del número de embarcaciones participantes, convirtiéndose en el más importante de la provincia, privilegio que hoy día el Pira Pytá sigue ostentando.
Si bien el número de participantes disminuyó en los últimos años, todos los años son más de cien las embarcaciones que parten hacia una cancha de pesca que también se achicó considerablemente a partir del llenado del embalse de Yacyretá. Año a año, todos los pescadores renuevan el sueño de convertirse en los campeones de esta verdadera maratón de pesca.