EI tema de la felicidad es algo que ha intrigado desde siempre a filósofos, escritores, poetas y sociólogos.
Y cada cual aterriza en una conclusión diferente. Gustavo Faubert, novelista francés, solía decir que para ser feliz se necesitaban tres requisitos: «Ser estúpido, egoísta y tener buena salud».
Otros piensan que la felicidad no es más que la satisfacción momentánea de algún deseo. Hay quienes dicen que con el exceso de información que el hombre tiene hoy, es casi imposible ser feliz porque cada placer tiene su costo.
El hombre de hoy está atrincherado, defendiéndose de lo que sabe. Si come se está envenenando, si respira se está suicidando, si corta un árbol sabe que atenta contra el pulmón de planeta, si usa aerosoles atenta contra la capa de ozono, si toma sol se expone al cáncer.
Mi abuelo decía que la felicidad como todo en la vida dependía de si uno creía o no en ella. Si creas, existe, va a existir.
Quizás por ello es que inventan esos libros con recetas sencillas como: «no se acueste enojado» y «ríase por lo menos tres veces al día».
Quizás sea bueno porque acostarse enojado le hace mal a medio mundo y reírse tres veces al día no le hace mal a nadie… ¿verdad?
Colabora
Aurora Bitón
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