Según los cálculos, a medida que las lluvias disminuyan y se acentúen las altas temperaturas, el rendimiento de los cultivos de cebada caerá entre un 3% y un 17%.
Los autores pronostican un encarecimiento de los precios de la cerveza y un descenso de su consumo.
“Este es el primer estudio que relaciona los modelos de cambio climático con los modelos de cultivo de cebada y en segundo término a la producción de cerveza”, ha destacado Dabo Guan, catedrático de economía y cambio climático de la Universidad de East Anglia y coautor de la investigación.
“No todos los países que cultivan cebada producen cerveza. Sólo el 17% de la cebada que se cultiva se usa para hacer cerveza. El resto se emplea principalmente para la elaboración de piensos para animales”, ha añadido Guan.
La investigación contempla diferentes escenarios meteorológicos y apunta hacia Irlanda como el país que podría verse más afectado por el alza de los precios del caldo dorado.
La cuna de una de las cervezas negras más famosas del mundo podría ver cómo uno de sus símbolos cuesta un 43% más, en el mejor de los casos, o subir hasta un 338% en 80 años, de darse las condiciones más severas.En otras latitudes, como Argentina, cifran la bajada del consumo en un 32%.
La producción de cebada en los países europeos descenderá muy rápido. En España calculamos que lo haga entre un 5 y un 10% en el peor de los casos y que el precio de la cerveza suba un 50%”, ha afirmado Guan.
A esto hay que añadir otro tipo de circunstancias que ocurren, como los nuevos hábitos de consumo. “La curiosidad por los diferentes tipos de cerveza está disparando tanto las importaciones como la elaboración propia a nivel local, lo que ya se ha traducido en un aumento de los precios que pagamos por ella”. En este sentido, el investigador marca una diferencia entre distintos tipos de población y productos.
“Hay que destacar que lo que llamamos productos de lujo, o no esenciales, como el tabaco, el vino o el chocolate, también van a verse afectados y sus cultivos disminuirán, pero son las personas más pobres de países en desarrollo quienes estarán más afectadas por el cambio climático. Existe un problema de inseguridad alimentaria que afecta al trigo, el arroz y al maíz“, ha destacado.
En los países ricos, como los europeos, “podremos adaptarnos a la carencia de ciertos productos comprándolos más caros. La repercusión del cambio climático se entiende en términos de calidad de vida“, ha comentado.
Un modelo exclusivo para la cerveza
Los resultados los han obtenido tras el análisis de los datos históricos climáticos extremos registrados entre 1981 y 2010. Con ellos han establecido una serie de modelos de frecuencia y de severidad de las sequías y de las olas de calor, teniendo en cuenta cinco sistemas terrestres diferentes y los efectos del cambio climático sobre ellos entre 2010 y 2099.
De esta forma, han estudiado su impacto en el rendimiento de los cultivos de cebada de 34 regiones del mundo, teniendo en cuenta si son o no productores y consumidores de cebada o cerveza.
A nivel económico, han establecido las relaciones entre la oferta de cebada y la demanda de cerveza de cada país, examinando, a su vez, el precio de la cerveza de cada región mediante un modelo de equilibrio general económico global.
De esta manera, han evaluado los futuros cambios en la producción de cebada y el consumo de cerveza en todo el mundo durante los años en que se producirán sequías y calor extremos.
En términos mercantiles, que el cambio climático afecte a los cultivos de cebada y con ello se encarezcan los precios y por tanto el consumo de cerveza, podría, sin embargo, dar un giro a las relaciones comerciales internacionales de este producto.
En países como Brasil, un crecimiento de las importaciones de cebada podría desestabilizar la producción local de cerveza. Por otro lado, ante una pérdida de producción, muchos países tenderían a reducir las exportaciones de cebada para conservar su producción nacional, como sería el caso Australia, o todo lo contrario, aumentar sus exportaciones para satisfacer la demanda, como haría Estados Unidos.
En el caso de China, Japón o Bélgica, que dependen de las importaciones, la demanda superaría cualquier aumento en las exportaciones y limitaría el suministro de cebada de otros consumidores.
Fuente: elmundo.es