Es un movimiento que desencadena cierta libertad y permite una relación que trasciende a la pareja y crea una apertura hacia otras relaciones, en cierto modo consentido entre las partes.
Es cierto que el amor es algo abstracto y una pareja requiere varios condimentos que se encuentran en la confianza, la pasión y el respeto, si encontramos eso en nuestra relación, con el tiempo descubriremos que esa persona representa esa parte que nos complementa y nos hace aspirar a un futuro cargado de expectativas y seguridad.
El amor no es algo que surja por arte de magia, como el cine nos hizo creer, sino que es algo que se construye todos los días y muchas veces se nos presenta como un desafío en el cual imponemos condiciones y cedemos en otras. Toda relación comienza como con una cuestión de piel o química que nos hace sentir que esa persona es la que nos acompañará en nuestro camino.
Aunque nuestra percepción de la realidad pueda ser cambiante, modificando en cierta medida, nuestra intensidad en demostrar el afecto hacia nuestra pareja, aquellos pilares que nombramos deben nutrirse a través del diálogo y de la iniciativa en buscar aquellos motivos firmes por los cuales esas personas han elegido estar juntas. Por supuesto que siempre toda pareja sucumbirá al tiempo y a la reiterada rutina que nos hará perder aquel desafío de seguir luchado dentro de esa relación, que aunque tenga matices similares a otra, siempre será distinta y única a otras relaciones.
Por naturaleza somos seres sociales que intercambiamos constantemente: diálogos, miradas, expresiones y confesiones con aquellas personas con quienes estamos más en confianza y sentimos una profunda conexión, sin dudas experimentaremos sensaciones que no sentimos en nuestra relación de pareja, simplemente porque todas las personas tenemos distintas vivencias y reacciones ante las mismas situaciones.
Es allí donde se puede sentir esa sensación de plenitud al estar con esa “otra persona” que nos hará sentir algo que carecemos, a esto se suma la atracción física, la admiración, el deslumbramiento intelectual o una personalidad que transmite seguridad. Pienso que es lógico que nuestra naturaleza, que generalmente está influenciada por el deseo, permitirá que nos encontremos en esa paradoja de respetar aquel compromiso que asumimos hace tiempo atrás o nos dejemos llevar sigilosamente por nuestros instintos, que nos harán repensar sobre un amor libre que rompe el estereotipo tradicional de la pareja.
Creo que cuando llegamos al dilema de un enamoramiento, pensemos que es natural que se construya en torno a esa otra persona, un sentimiento muy fuerte e intenso, que nos llenará de angustia y contamine en cierta forma una relación de años. Muchas veces, el pilar más fuerte del enamoramiento puede ser la pasión, pero eso formará una relación que a la larga será endeble porque el amor no es pasión y la pasión no es amor: es la combinación de ambos sentimientos, sumados a la confianza y el respeto.
Por lo tanto, si pensamos en satisfacer esos instintos por algo intenso y desafiante, podemos destruir algo más importante, que el tiempo revelará sus consecuencias.
Muchos dirán que las relaciones han cambiado y que pueden tener muchas formas, expresiones y conductas, que tendrán como fin el placer.
Aunque en mi humilde visión, el amor es un próspero sentimiento que se construye con esfuerzo y dedicación.
Por
Raúl Saucedo
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