El ultraderechista Jair Bolsonaro ganó por amplio margen la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Brasil, pero deberá medirse con el izquierdista Fernando Haddad el 28 de octubre.
Antes del escrutinio, los resultados a boca de urna del instituto Ibope daban 45% a Bolsonaro y 28% a Haddad.
Aunque la jornada se llevó a cabo con tranquilidad, el proceso electoral estuvo marcado por un intenso descontento hacia la clase gobernante tras años de turbulencia política y económica.
Dos grandes hechos marcaron el camino hasta estos comicios: el político más popular del país, Luiz Inácio Lula da Silva, vio rechazada su candidatura, mientras que Bolsonaro, líder en las encuestas, del Partido Social Liberal, sufrió un ataque a cuchilladas a un mes de los comicios.
Anoche, en varias regiones del país, el clima era festivo. También, frente al departamento donde vive Bolsonaro en Barra de Tijuca, zona oeste de Río, varias personas se agolparon para festejar este primer paso (Foto).
“Nuestra bandera jamás será roja” gritaban unos 500 seguidores que esperaban la salida del diputado derechista hacia el hotel donde daría una conferencia de prensa.
Bolsonaro es conocido por su nostalgia por la última dictadura, sus insultos a las mujeres y a los gays y sus llamados a reprimir la delincuencia, dándole más garantías a las fuerzas de seguridad.
Al votar en Río de Janeiro ayer por la mañana, Bolsonaro pronosticó que sacaría más del 50% de la votación, suficiente para evitar una segunda ronda el 28 de octubre. “La gente cae en la cuenta que Brasil no puede seguir con el camino del socialismo. No queremos ser mañana lo que Venezuela es hoy”, dijo.
Espaldarazo a Dilma
En una notable señal de la crisis para el PT, la expresidenta Dilma Rousseff, derribada de su cargo en 2016, fracasó en su intento de volver al Congreso con una banca en el Senado.
Quien había sido ministra de Energía del expresidente Lula y luego su heredera en el poder buscó la senaduría por el Estado de Minas Gerais. Pero todas las proyecciones indican que quedará cuarta, con apenas el 15% de los votos, cuando se computaba el 97,28% de los votos.
Según el conteo parcial, las plazas por Minas Gerais serán ocupadas por Rodrigo Pacheco (Demócratas) y Carlos Viana (Partido Humanista Solidario), que tienen el 20,60 y 20,29% de los votos, respectivamente.
Estrategia
En un hotel en el centro de San Pablo, donde Haddad estaba reunido con su equipo, se escucharon gritos de júbilo y alivio al divulgarse los sondeos.
En la explanada de los ministerios de Brasilia, los partidarios de Bolsonaro reaccionaron con desilusión.
Tras emitir su voto por la mañana en Sao Paulo, Haddad se dijo convencido de que habría segunda vuelta y empezó a tender puentes con otros candidatos.
La clave para que Haddad se acerque a los porcentajes de Bolsonaro reside en el centroizquierdista Ciro Gomes, alcanzó 12,52% de los sufragios.
Bolsonaro y Haddad son los vencedores y al mismo tiempo los candidatos con mayor índice de rechazo.
Haddad, un exalcalde de Sao Paulo poco conocido en otras regiones, heredó una buena parte del electorado de Lula, sobre todo entre la población pobre que mejoró sus condiciones de vida bajo su gobierno (2003-2011).
Pero también heredó el odio que Lula inspira entre quienes le reprochan los escándalos de corrupción revelados por la Operación Lava Jato y la crisis económica en la que se sumió el país bajo el mandato de su heredera política Dilma Rousseff, destituida por el Congreso en 2016.
Durante la campaña, Haddad “se olvidó mucho del centro, que es fundamental. Sin el centro no se gana una elección y menos aún se gobierna, entonces precisa esos apoyos ya. Son tres semanas, una campaña cortísima, y más aún tiene que pensar en la gobernabilidad”, dijo el consultor André CésarHold.
Fuente: Agencias y medios digitales.