El sector financiero australiano y sus cuatro principales bancos (Commonwealth Bank, NAB, ANZ y Westpac, apodados “Big Four”) están en el punto de mira de la comisión, que publicará sus conclusiones, todavía preliminares, antes del domingo.
Los cuatro bancos figuran entre las instituciones financieras con más beneficios del mundo.
Hace diez años, se les cubría de elogios por haber logrado gestionar la crisis financiera mundial mejor que sus competidores norteamericanos o europeos.
Pero una cascada de escándalos obligó al Gobierno australiano de centroderecha, en principio afín a los intereses bancarios, a ordenar a regañadientes el año pasado la creación de una comisión de investigación.
La comisión ha interrogado a un centenar de testigos en comparecencias que han puesto al descubierto las dudosas prácticas del sector.
Es el caso de varios empleados de NAB, acusados de aceptar sobres con dinero en efectivo para aprobar préstamos dudosos y alcanzar así sus objetivos comerciales. O de los empleados de la Comonwealth, el primer banco de Australia, que cobraron comisiones a clientes que llevaban diez años fallecidos.
“Es un despertar brutal para el sector” declaró a la AFP el expresidente de la autoridad australiana de la competencia, Graeme Samuel. El sector debe reconocer que “hay algo que está funcionando mal”, añadió.
En noviembre están previstas nuevas comparecencias y la Comisión, presidida por el antiguo juez de la Alta Corte, Kenneth Hayne, divulgará su informe final antes del 1 de febrero del año que viene.
En su informe preliminar, la comisión podría detallar las infracciones civiles y penales cometidas por los bancos y efectuar recomendaciones sobre lo que debe ser corregido.
De momento, ya han rodado algunas cabezas.
En abril, la presidenta de AMP, la principal gestora de las grandes fortunas del país, anunció su dimisión, tras las revelaciones sobre malversaciones generalizadas, que ya habían causado la destitución de su director general diez días antes.
Entre otros abusos, la empresa facturaba a sus clientes por servicios inexistentes.
En 2008, todo el sector bancario australiano recibió elogios por salir indemne de la crisis y porque los bancos tuvieron el buen olfato de no invertir en activos dudosos.
Pero luego, según algunos expertos, tanto los bancos como el gobierno y las autoridades de regulación fueron demasiado complacientes.
En los últimos años los grandes bancos australianos se han visto empañados por diversos escándalos.
En junio, Commonwealth aceptó pagar una multa de 700 millones de dólares australianos (530 millones de dólares, 454 millones de euros) para poner fin a demandas por infracciones a la legislación sobre blanqueo y financiamiento del terrorismo.
En mayo, reconoció haber tenido un comportamiento “inadmisible” en un caso de manipulación de tipos de interés interbancarios en 2012, y aceptó desembolsar 25 millones de dólares australianos en multas y gastos de justicia.
Fuente: Agencia de Noticias AFP/NA