Recordar una situación traumática para un adulto es poco aconsejable. Que una menor de trece años, una niña de séptimo grado que apenas supera los 35 kilogramos, deba revivir lo ocurrido hace sólo seis días camino al colegio y cuando fue víctima de un presunto ataque sexual del conductor que lleva casi cinco años llevándola a clases, puede convertirse en un momento bisagra para su desarrollo.
Sin embargo, y en el marco de la contención y herramientas que se disponen para la toma de testimoniales en Cámara Gesell, la alumna del colegio Roque González que habría sido abusada por un transportista de 49 años, describió con precisión cada tramo de la mañana del viernes 14 de septiembre. Desde que fue buscada en su hogar en el barrio Itaembé Miní, los horarios y las acciones de imputado dentro de la camioneta que la llevaba a la escuela.
Su declaración fue coincidente con lo planteado en la denuncia de su madre ante la Comisaría de la Mujer de la Unidad Regional I (Córdoba y Félix de Azara).
Señaló principalmente que, tras dejar a su esposa en el trabajo, el transportista continuó la marcha hacia el colegio y a pocas cuadras, ya en zona céntrica de Posadas, frenó la camioneta Mitsubishi y amparado aún por la oscuridad, eran las 6.30 aproximadamente, comenzó a tocarla cerca de los genitales y a exigirle: “Dale abrí la piernas”.
Apuntó además que lo hizo sin moverse del asiento de conductor mientras ella estaba en la primera butaca trasera al lado de la puerta corrediza del transporte y adelante de varios menores que estaban durmiendo.
La menor se resistió y logró que el transportista no avance, desista de continuar con el manoseo, y arranque el transporte y la lleve hasta el colegio. En este último tramo, cerca de las 7 del viernes, habría intentado engañarla con frases insistentes en cuanto a que lo sucedido no fue grave y que no hacía falta contárselo a sus compañeros, maestras o madre, “a nadie”.
Cuando ingresó a la escuela corrió a buscar ayuda en maestras que la acompañaron a la oficina de Dirección y allí soltó lo que habría ocurrido desde su vivienda en el barrio Itaembé Miní hasta el colegio en Colón y La Rioja.
La directora de inmediato se comunicó con la madre de la alumna y luego fue llevada a la sede policial mencionada donde radicó la acusación y se dio intervención al juzgado de turno.
Estas circunstancias fueron desarrolladas ayer por la niña que hace casi cinco años comenzó a ser trasladada a clases por el transportista que está detenido desde la siesta del martes tras entregarse ante integrantes de la Dirección de Investigaciones y Delitos Complejos de la Policía provincial. Estuvo cuatro días prófugo tras la orden librada por el juez de Instrucción 1, Marcelo Cardozo.
Aseguró que no la tocó y pidió su excarcelación
El transportista de 49 años detenido tras la denuncia de abusar de una menor de 13 años antes que dejarla en el colegio Roque González, donde cursa el séptimo grado turno mañana, fue trasladado a declarar ayer ante el juez de Instrucción 1, Marcelo Cardozo.
Si bien aceptó ser indagado, negó todas las imputaciones y evidencias del sumario policial. Enfatizó que no tocó a la menor, que no tuvo intención maliciosa de nada y que no encontraba motivo para la denuncia en su contra.
Su abogado defensor insistió en su excarcelación. Provisoriamente fue acusado de “abuso sexual simple”, por lo que se analiza otorgar el beneficio pero que sería acompañado con una serie de restricciones, entre ellas, la prohibición de conducir transportes escolares, y mantenerse alejado de la víctima y su entorno familiar.
Entre los agravantes, factor que también baraja el abogado querellante y patrocinante de la madre de la menor, Hugo Zapana, el rol del transportista podría caber dentro de los incisos del artículo 119 del Código Penal, como o guardador de quien resultó su víctima. Puntualmente, es un grado similar al de la responsabilidad de un padre o tutor a cargo.
Este punto como agravante, podría subir la pena a diez años, en caso de ser hallado culpable de “abuso simple”.