Vivió casi toda su vida en la calle, hasta que hace unos seis años se quedó en el Hogar Santa Marta, donde el año pasado recibió, muy feliz, su Documento Nacional de Identidad por primera vez. Mucha gente intervino para que esto sucediera, y tras lograrlo hicieron una fiesta para Lupo en el Hogar, y así fue como su historia, de la cual muy poco se conocía, ya que era sordo mudo, salió a la luz.
Teresita Zigler, encargada del Hogar Santa Marta, dijo a PRIMERA EDICIÓN ayer que lo despedían con tristeza por pérdida, pero lo recordarán con mucho amor, “era un hombre muy ordenado, educado, prolijo. Ya conocíamos sus gustos en el hogar, y le encantaba la galleta, todos los días a media mañana y a media tarde buscaba una. Estamos contentos de haber podido servirle con mucho años estos seis años que pasó con nosotros”, dijo.
Asimismo, Marta Martínez, peluquera y por muchos años fue amiga de Lupo, recordó que “lo conocí en 2004, él se acercó a mí por ayuda, porque vivía en la calle y estaba enfermo, así lo que ayudé, y así lo hice desde entonces. Muchas veces lo llevé al hogar, pero él se recuperaba y se iba, y después un día, tras recuperarse decidió quedarse. Era un hombre que se hacía entender, me enseñó lo que es el amor incondicional, porque por ahí pasaba un tiempo que no nos veíamos y cuando iba a verlo se ponía contento, me reconocía. Yo lo llevaba a pasear los domingos, él me pedía que lo llevara al secadero donde pasó muchos años de su vida, y pasábamos y él se emocionaba, sabía dónde quedaba”, contó Marta.
Lo que ambas mujeres que conocieron a Lupo y compartieron su tiempo con él, resaltaron lo feliz que fue por tener identidad y un DNI. Nunca se encontró parientes o su supo su historia, pero se lo va recordar y a extrañar, afirmaron los presentes en la despedida.