A veces podés darte cuenta que tenés sobrepeso en grado uno, dos y tres, pero cuando pasás a la obesidad, hay una negación con respecto a eso, nadie quiere serlo, uno no reconocer que es obeso”.
Con este testimonio, la joven locutora Claudia Olmedo, oriunda de Puerto Rico, decidió contar su historia de vida y lucha para superar la obesidad.
Después de cursar su primer embarazo, el cual comenzó con un peso de 57 kilos a los cuales sumó 9 kilos (lo considerado normal) nunca imaginó que cuatro años después le iban a diagnosticar obesidad mórbida de grado 4.
“Me despertaba a las 3 de la madrugada con la desesperación de comer un alfajor, una hamburguesa, tenía desesperación por comer algo. Tu cuerpo está en constante lucha y demanda contra vos mismo”.
Claudia recordó que empezó “a subir de peso paulatinamente y en cuatro años aumente tres veces más. Ello me afectó especialmente los riñones y el corazón. Cuando me contaban o simplemente escuchaba la palabra obesidad sinceramente no me veía como tal”.
Desde el año pasado, Claudia comenzó a buscar información para comenzar seriamente la lucha contra esa enfermedad, a la que previamente trató con dietas, liposucción y hasta colocación de una malla.
“Hice cosas que destrozaron mi cuerpo. Una vez hasta me descompensé en la plaza estando con mi nena”, fue su duro relato.
Alimentación sana y cirugía
Claudia está ahora en la etapa de la alimentación sana prequirúrgica. Para ello asiste al grupo de charlas y ayuda a cargo de un grupo de médicos especialistas de un sanatorio privado en Posadas.
“Tengo que llegar con el menor peso posible para operarme, ya que tiene sus riesgos como cualquier cirugía”, explicó.
“Cuando uno escucha la palabra obesidad, se imagina que para tal condición hay que pesar más de 200 kilos. Pero, por ejemplo, yo no me daba cuenta que estaba escondiendo mi cuerpo”.
La joven no tenía espejos en su casa de cuerpo completo y las fotos del Facebook eran sólo de rostro.
“Pero, ¿sabés qué pasa?: esos complejos te llevan a una depresión y empezás a comer sin parar”, enfatizó.
Por recomendaciones de médicos y de su obra social, finalmente se acercó a realizarse estudios en serio. Su diagnóstico fue obesidad mórbida grado 4, lo cual le estaba causando serios problemas cardiovasculares.
Para llegar a los 100 kilos que pesa en la actualidad se sometió a un intenso tratamiento.
“Fueron seis meses tortuosos”, relató. Por estos días la mujer prosigue bajo la atención del doctor Edgardo Serra, con trayectoria en la patología en su provincia natal.
Fue distinto desde el primer momento. Por el enfoque que le dan, me sentí identificada. Entendí a partir de ahí que la obesidad es una enfermedad que la tenés que tratar como cualquier adicción, porque uno hace catarsis con la comida, como si lo hiciera con alguna droga”, sentenció.
Para ella, “aunque parezca una comparación muy sencilla, hacer un cambio de hábito en la alimentación es como volver a ser bebé. Empezás de a poco y después ya tenés tus porciones adecuadas a la hora adecuada y el cuerpo se va habituando a ese nuevo estilo. Tenés el acompañamiento de nutricionistas y psicólogas. Estás contenida”.
“Me pasó que me topé con mucha gente que te sugiere hacer una cosa u otra, como si fueran nutricionistas (rió) y no es así. Hay profesionales a los cuales hay que acudir”.