Si lo sabrán los usuarios de EMSA y las cooperativas que acaban de recibir sus facturas con un piso del 25% de incremento (según la cantidad de kilovatios consumidos) y temen que hasta noviembre aparezca otro incremento impuesto por la suba del costo nacional de generación y transporte.
Ahora Aranguren (el mismo que dolarizó los precios de los combustibles que no paran de subir, muchas veces “por las dudas”, cada vez que el dólar “asusta” al mercado con una corrida cambiaria) ya no está en el Gabinete de Mauricio Macri, el Ministerio cayó a Secretaría con Javier Iguacel al frente. ¿Algo cambiará?
Hay quienes arriesgan que, frente a un panorama por demás duro para los usuarios entre la inflación, las paritarias en desventaja respecto a la suba de precios y la suba constante de tarifas de servicios; se pueda pensar en dejar de referenciar los valores en la moneda norteamericana. Pero se trata de una decisión política.
Estando en Misiones, luego en Corrientes (y vaya a saber cuántas veces en Buenos Aires) el Presidente Macri prometió a Misiones que los usuarios iban a pagar la mitad de los aumentos que se decidieran en los despachos porteños. Nunca se ejecutó la promesa y, en una provincia donde el consumo de luz es enorme ante la falta de gas por redes y el clima, incide enormemente en los bolsillos de los misioneros.
En la tierra colorada, los calores más intensos aun no llegaron. Cuando ocurra, entonces sí se podrá notar el golpe a las economías hogareñas que tendrán las tarifas dolarizadas .