Las intrusiones de tierras están al orden día en estas localidades. Mientras la ocupación de terrenos cercanos a las 180 Viviendas en Villa Stemberg, en Oberá, sigue ya por seis días.
Mientras, en Colonia Delicia, por más descabellado que esto parezca, unas 50 personas llevan adelante el segundo día de corte de la ruta nacional 12, reclamando porque los dueños de las tierras que usurparon, sacaron los cercos que pusieron y derribaron las precarias mejoras que habían levantado.
En este caso, Miguel Pereira, uno de los residentes de las tierras usurpadas, explicó a PRIMERA EDICIÓN que están “reclamando para que el dueño de la tierra nos deje quedarnos y seguir plantando allí para vivir. Nos dijo que no quiere que estemos allí porque vamos a sacar sus pinos, pero no es cierto, nosotros queremos plantar para vender el producto y vivir. Y decidimos salir a protestar, porque vino y sacó las cercas que habíamos puestos. Decidimos cortar la ruta por 15 minutos cada carril, hasta que venga alguien y nos dé una solución. O la policía para hacer la denuncia de lo que nos hizo el dueño de la tierra”, dijo.
También indicó que son unas 100 familias las que se instalaron en lo que sería “la tierra de una empresa, yo trabajé ahí y sé que es de la empresa”, afirmó Pereira. La Gendarmería Nacional custodiaba el corte.
En tanto, en Oberá, la ocupación irregular de tierras en inmediaciones al barrio 180 Viviendas del Iprodha, Villa Stemberg, llega hoy a su sexto día. Se trata del cuarto espacio tomado con la misma modalidad en lo que va del año en la ciudad, por lo que alcanzaría a un total de 120 grupos familiares que están en idéntica situación.
En esta oportunidad se trataría de lotes privados, sin embargo los propietarios no aparecieron en escena. De hecho el propio instigador de la ocupación, Hugo Silva, reconoció que desde el 2007, observan que no hay movimientos en el lugar.
Los residentes siguen esperando actuación de la Justicia, Estado, alguna institución que pueda intervenir, aunque, siguiendo las otras tomas, nada pudieron hacer y finalmente se acostumbraron.
Uno de los ocupas enfrentó a los vecinos explicándoles que el lugar que antes estaba abandonado, ahora, está limpio. “Era fácil para que los malvivientes se escondieran ahí, se escondieran cosas robadas. Deberían mirar eso y que sólo servía para el bicherío”, señaló.
Otra de las preocupaciones que se expusieron fue la cercanía a la Escuela 927. En ese sentido la Directora, Mirta Abreu, decidió mediar entre padres, docentes y ocupas.
“Yo no puedo dejar de ver la realidad y la parte humana. Es gente que necesita, yo debo promover la paz. Les pedí que no ocuparan el predio escolar y lo respetaron. No nos corresponde a nosotros juzgar el tema, manifestó a PRIMERA EDICIÓN.