La Ley 27.447, más conocida como Ley Justina, se sancionó el 4 de julio pasado y está en vigencia desde el 4 de agosto último. La misma plantea que todo argentino capaz mayor de 18 años es donante de órganos a menos que, en vida, haya expresado lo contrario.
Según la página del INCUCAI, este año un total de 262 misioneros se negaron a ser donantes de órganos pero, de todas maneras, los que se registraron como donantes los superan casi por el doble: son 435. “El país viene mejorando y hay más donaciones”, aseguró el responsable del CUCAIMIS, Richard Malán, en diálogo con PRIMERA EDICIÓN.
De ahora en adelante, quienes no quieran donar sus órganos deben dejar registro de ello, de lo contrario serán donantes presuntos.
“Hubo una confusión cuando salió la Ley de que hubo un millón de personas que se negaron a la donación de órganos pero no fue a partir de la Ley, esto es histórico desde que empezó el INCUCAI”, señaló Malán en referencia a que desde siempre hubo personas que no quisieron ser donantes de órganos y así lo expresaron.
“No fue una avalancha de ‘no’. Pero es un millón contra tres millones de sí, es un 75% contra un 25% en los registros”, remarcó en relación a que siempre los que se registran como donantes de órganos son los más.
“En contexto de la Ley se hicieron diferentes encuestas con gran niveles estadísticos, bien diseñadas y siempre se muestra que hay entre un 70-80% de actitud positiva hacia la donación. Pese al ruido mediático que hubo en esos momentos, sigue habiendo una actitud positiva. El argentino sigue siendo alguien con una visión positiva sobre el trasplante”, explicó el responsable del CUCAIMIS.
Sobre los números de Misiones, Malán insistió en que siempre el sí le gana al no en una proporción de 3 a 1 aproximadamente y a veces más.
Aún así, por distintas y personales razones, la persona puede no querer donar sus órganos. ¿Cómo se realiza este trámite? Malán explicó que se deben utilizar canales habilitados para registrarse como no donante.
“Se debe hacer un telegrama por el Correo Argentino o en el momento en que uno va al Registro Civil a hacer el DNI, a través de la página del INCUCAI o acercarse hasta CUCAIMIS a hacer un acta donde firma la persona, se le da un carnet y queda en un registro nacional”, explicó.
Aclaró que las licencias de conducir – que en su reverso suelen decir si la persona es donante de órganos o no- no tienen validez porque no son un canal habilitado. “Muchos municipios lo han hecho con buena voluntad pero nunca lo han aprobado ni tampoco las personas que toman la voluntad tienen un entrenamiento para dar información al respecto. Porque la decisión de donar los órganos no es un trámite cualquiera que puede estar en manos de alguien no entrenado”, señaló Malán.
Los cambios tras la sanción de la Ley Justina
El 30 de noviembre de 2005 el Senado convirtó en ley, de manera unánime, la reforma a la Ley de Ablación e Implante de Órganos e introdujo la figura de la “autorización tácita”, más conocida como “donante presunto” que obligaba a toda persona mayor de 18 años a donar sus órganos salvo que haya dejado constancia expresa de su oposición.
Esta norma es muy similar a la Ley Justina con una diferencia importante. Ésta “le quita responsabilidad a la familia que no debe dar testimonio de nada”, explicó Malán.
Sucede que con la anterior legislación, la familia del difunto tenía la última palabra y si no quería donar los órganos no importaba qué había expresado la persona en vida. La Ley Justina, por su parte, le saca esta responsabilidad a la familia.
Pero además, Malán indicó que “hay aspectos muy buenos de la Ley” como “ la creación de equipos de procuración o que haya más coordinadores hospitalarios”. Estos últimos son los encargados de verificar los registros para saber si la persona se había expresado en vida, debe hablar con la familia en el momento de la muerte y es quien cuenta con las herramientas necesarias para comunicarse en un momento tan delicado. “Intentamos que la familia comprenda la muerte e inicie un duelo, si puede llamarse, normal”. Ésta es la importante función que cumplen los coordinadores hospitalarios.
En la actualidad, hay un total de cinco coordinadores hospitalarios en todo Misiones y “tres se están incorporando en este momento. La idea es entrenar personal de enfermería o médico para hacer esta tarea en las instituciones más chicas. En los próximos meses vamos a capacitar más gente aunque ésto es una capacitación continua, no es que con una sola uno tiene a la persona lista para trabajar porque lleva su tiempo”, señaló el profesional.
Indicó que no es necesario que el coordinador hospitalario tenga una profesión en particular, de hecho en el país esta función la cumplen tanto médicos, como enfermeros y también psicólogos que “con entrenamiento específico pueden hacer esta tarea. Por supuesto que el médico va a tener un poco de ventaja para explicar la muerte pero muchas veces las familias no quieren escuchar una explicación médica ante el dolor, por eso también el enfermero, que es quien acompaña la mayor parte del tiempo a la familia, a veces también es un buen comunicador o un psicólogo también puede serlo. Las experiencias en el país son variadas”, aseguró.
En algunos casos sucede que la persona fallece en un lugar donde no hay coordinador por lo que ni en CUCAIMIS o el INCUCAI se enteran de la posibilidad de ablación.
“La Ley Justina obliga a las instituciones a que tengan por lo menos un coordinador entrenado para desencadenar un procedimiento de donación de órganos. Que éste trabaje en conjunto con todos los coordinadores de la provincia y tenga su clave de acceso al sistema donde podrá verificar la voluntad del fallecido”, dijo Malán y remarcó que en instituciones grandes, como el Hospital Madariaga o los SAMIC de Eldorado u Oberá, debiera haber un servicio específico.
Entonces, ¿cuántos coordinadores hospitalarios debería haber en Misiones? “Entre las hospitales y clínicas más grandes debería haber alrededor de 15 pero si se empiezan a sumar los hospitales y clínicas más chicas deberíamos estar más cerca de 50”. En este sentido indicó que “iremos avanzando poco a poco para que todos tengan por lo menos alguien entrenado, una enfermera o médico que levante el teléfono y nos avise”.
La situación en Misiones
Malán indicó que en la provincia, en lo que va de agosto, ya hubieron tres donantes de órganos y seis de córneas y aseguró que el trabajo que se realiza en Misiones es ejemplo para las demás provincias y “se destaca en el país por su desarrollo”. Con una tasa de 11,35 donantes por millón de habitantes, la provincia se encuentra entre las provincias con mayor cantidad de donantes del país, detrás de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y Mendoza.
Además, si se suman las procuraciones de órganos y córneas, el Hospital Madariaga está primero en donantes totales en el país. “El trabajo de estos años está dando sus frutos y hay que decir que todo ésto impacta en las personas que recibieron trasplantes y eso es lo que hay que destacar porque a partir de ésto más misioneros acceden a trasplantes y, a veces, también lo toca a otro argentino por cuestiones de compatibilidad, pero en gran medida se benefician los misioneros”.