Señora Directora: Desde 1983 hasta la fecha, el gremio docente está peleando por ingresos mensual y básico dignos. Y sea respetado como lo fue desde 1870 hasta 1960 y, a partir de allí, pocos padres o personas responsables de sus descendientes menores se ocupan si hacen sus “tareas”, se portan bien en la escuela o cuando van y cuando regresan. Pocos miran si en el cuaderno o la carpeta hay una nota del docente relacionada con la conducta o el estudio, más que nada a nivel primario.Me pregunto si en alguna oportunidad Ud. o sus lectores tuvieron la gigantesca fortuna de escuchar decir a un legislador, funcionario de algún ministerio, miembro del Consejo General de Educación (CGE) provincial o nacional o dirigente político decir: “Señoras y señores, el nivel intelectual en la Argentina está en grave decadencia”; “urge sentarnos en una mesa grande y definir las necesarias medidas a tomar para que el nivel intelectual sea óptimo”.Seguramente, no. Quienes vemos a diario la creciente falta de educación en la mayoría de las familias, la falta de respeto de muchos alumnos hacia sus maestros y profesores, más la falta de interés de muchos secundarios por saber más, no entendemos cómo autoridades responsables de la enseñanza ordenaron tiempo atrás que no debe haber más aplazados, ni repitentes… ¡Fantástico, brillante! ¡Flor de medida antiargentina!El Sr. Presidente de Ecuador, don Rafael Correa, ordenó poner en marcha un plan de capacitación docente porque no quiere tener una población ignorante. Y aquí, en nuestra Argentina, escuchamos durante las múltiples campañas electorales: “…y vamos a mejorar la seguridad, la salud y la educación”. ¿Y?Sabemos cuál es la realidad: crece la inseguridad, las trampas en las obras sociales, se recurre a la solidaridad de la población para adquirir una silla de ruedas y en cuanto a la enseñanza, sin solución para el ingreso laboral. A pocos dirigentes y delegados les importa el perjuicio en el país. ¡Qué poca vergüenza y qué poca dignidad cívica!





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