El ser humano encuentra en las relaciones la fuente de sus mayores dolores y, paradójicamente, su felicidad y su placer.De allí la importancia de entrenarnos en el manejo adecuado de conflictos para poder vivir en armonía, lo que nos permitirá desarrollarnos mejor.Un lugar ideal para el aprendizaje de estas prácticas es el aula escolar, espacio adecuado para fomentar la comunicación y la participación.Los niños construyen las relaciones sociales en el aula, allí se aprenden los patrones que regulan esas relaciones, se aprende a ser querido o rechazado, se internalizan los valores que sustentan las acciones y actitudes cotidianas, por ello es el espacio ideal para construir convivencia.Quien tiene el privilegio de este rol protagónico para generar estas dinámicas en el aula es el docente, quien desde su actitud y ejemplo propiciará este espacio social como facilitador de la integración o, por el contrario, obstaculizará las relaciones interpersonales.Ya lo decía Paulo Freire "nadie se educa solo, sino a través de la experiencia compartida, en la intervención con los demás".La convivencia escolar tiene un enorme poder formativo en la construcción de ciudadanía activa. Para ello resulta fundamental reconocer el conflicto como inherente a las relaciones humanas, hasta que no se produzca este modo de acercamiento al conflicto seguiremos haciendo y proponiendo desde un lugar en el que se lo niega y se lo esconde en lugar de solucionarlo.El modo en que consideramos algo condiciona la forma en que nos aproximamos, por ello, el reconocimiento del conflicto en lugar de ocultarlo, habilitara la búsqueda de mecanismos consensuales para procesarlo, lo que generará una sólida base para la construcción de una cultura institucional que contemple los diferentes deseos, experiencias, intereses y necesidades de todos los integrantes del sistema.Jandt, considera al conflicto como deseable, pues estimula nuestra creatividad al obligarnos a buscar su resolución por distintas vías ya que si hay un conflicto es porque existe relación. Es así que, de acuerdo a como lo manejemos, podremos sanar las relaciones o establecer rupturas y violencias de todo tipo, generadoras de malestar y de dolor, tanto en lo individual como en la comunidad en su conjunto.Nuevamente, podemos concluir que la elección depende de cada uno de nosotros, elijamos el cambio que queremos ver en el mundo. Depende de usted, apreciado lector.





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