POSADAS. Mientras los investigadores aguardan el resultado de la prueba de ADN para determinar si la sangre hallada en la olería y en la casa del concubino son efectivamente de Marina Da Silva, se acentúa la sensación de que el homicidio de la mujer se acerca a su esclarecimiento definitivo.Los investigadores tienen en la mira a dos sospechosos. Uno, el concubino, está detenido. El otro, el amante, permanece en libertad, al menos hasta el momento, aunque su situación pareció complicarse a partir de la declaración de la mujer (ver recuadro).Aquella sensación se basa justamente en que uno de estos hombres -o tal vez los dos- intervinieron en el homicidio de Marina Da Silva, cuyo cuerpo fue encontrado semisumergido en un pozo con agua el pasado 31 de diciembre, en el paraje Nemesio Parma.Lo que no trascendió fue que el concubino, quien en un principio se abstuvo de declarar, pidió hacerlo y la Justicia hizo lugar a su derecho constitucional.En esa ampliación indagatoria, que se habría llevado a cabo durante la feria judicial, el hombre se declaró inocente y ante una consulta de la instrucción, reconoció que el cable atado a los pies de Marina era suyo, pero aclaró que lo había llevado a la olería donde trabajaba, entre otros, junto al amante de ella.Casualidad o no, lo cierto es que en el depósito de esa olería y en la casa principal del predio donde funciona se encontraron manchas de sangre humana. Resta confirmar si son de Marina Da Silva.Lo curioso de la causa es que los peritos también hallaron vestigios de sangre en el domicilio donde vivían la víctima y su concubino.La principal hipótesis es que la mujer pudo haber sido asesinada en la fábrica de ladrillos y trasladada al pozo donde arrojaron el cuerpo atado a una roca de treinta kilos, para que no emergiera tan pronto.No está descartado que los responsables del crimen pudieran ser dos o más y en esta teoría podrían cuajar ambos sospechosos.Marina fue asesinada de dos mazazos en la cabeza que le produjeron lesiones internas irreversibles y fractura de cráneo, de acuerdo con el informe de la autopsia. Una versión contradictoriaLa concubina de Juancho, el hombre que mantenía un romance con Marina Da Silva al momento de su muerte, declaró y comprometió la coartada del sospechoso.La mujer afirmó que, durante una discusión conyugal, Juancho la habría amenazado diciéndole “te voy a dar dos garrotazos y a lanzar a un pozo como hice con la otra”.Además, relató que él le pidió reiniciar la relación el 25 de diciembre pasado, jornada en la que fueron hasta la casa donde funciona la olería.Allí -afirmó- limpió la vivienda y le sorprendió la cantidad de sangre que había en el baño.Se lo preguntó y el hombre respondió que era de un chancho que habían sacrificado en el lugar. Ella no insistió sobre el asunto.Lo curioso es que los peritos trabajaron en el lugar y realizaron la prueba de luminol en la vivienda, arrojando la confirmación de que se trataba de sangre humana; no animal.Una versión contradictoria que podría sentar los cimientos de una posible resolución del homicidio de Marina Da Silva.




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