Un joven de 25 años perdió la vida tras desangrarse por los perdigones que se incrustaron en su cuerpo, mientras que su padre quedó malherido pero llegó a salvarse. La investigación apuntó a un patrón y a su capataz como los autores y ahora ambos están muy cerca de ir a juicio por ese ataque mortal.
El caso ocurrió en Paraje Cabure-í, en las afueras de Andresito y ambas víctimas habrían sido emboscadas en ese lugar.
Según pudo saber este Diario, el Juzgado de Instrucción 3 de Puerto Iguazú, a cargo de Martín Brites, remitió a la fiscalía el expediente para que opine por la elevación a juicio contra el hombre de 75 años y su empleado de 40, ambos acusados por los delitos de “homicidio simple y homicidio en grado de tentativa, ambos calificados por el uso de armas de fuego, todo en concurso real con tenencia ilegal de armas de fuego”.
Tiempo atrás la fiscalía había solicitado que se completaran algunas pruebas y paralelamente el expediente había llegado a la Cámara de Apelaciones por unos planteos de la defensa de los acusados. Lo actuado fue confirmado por este cuerpo judicial y por ello se descuenta que ya solo resta el pedido formal de requerimiento de elevación a juicio para clausurar la investigación que comenzó el 3 de marzo del 2024, cuando se conoció el asesinato de Hugo Goncalvez (25) y las lesiones graves a su padre, de entonces 48 años.
Ese día una joven de 21 años se presentó en la comisaría de Andresito a denunciar que en el citado paraje había dos personas sin vida. Una era su pareja.
Un hombre la había acercado hasta la sede policial pero no quiso quedarse con ella. Era el empleado del dueño, quien luego quedaría detenido.
La víctima manifestó que su pareja y su suegro estaban en el fondo de la chacra. El progenitor solo ayudaba a su hijo con la cosecha de tabaco. Tiempo atrás el hombre había trabajado para el mismo patrón pero como lo acusó de haberle robado parte de la producción se enemistaron.
Esa tarde la joven que vivía con Hugo Goncalvez en una precaria casa en el ingreso al lote, escuchó disparos pero no le dio importancia porque en la zona era habitual que los vecinos estuvieran armados.
Luego vio pasar hacia el fondo de la chacra al patrón en su camioneta. Minutos después este regresó. Le dijo que había dos personas muertas y que le iba avisar a su empleado. Este llegó en otro vehículo y le dijo a la joven que subiera para ir a chequear. No llegaron a bajarse. El hombre le recomendó que no lo hiciera, que era mejor ir a avisar a la policía.
Tras ser detenidos el patrón y su capataz, tiempo después le dictaron la prisión domiciliaria al primero por cuestiones de salud.





