Stefan y Pía Myrskog pastores de la Iglesia Luterana de Finlandia llegaron la semana pasada a la ciudad obereña, con una misión muy particular: traer los tradicionales cultos navideños finlandeses para sus compatriotas que viven lejos de su tierra natal.
Su itinerario comenzó en 2023, y luego de pasar por varias regiones de Brasil, están realizando su gira por Argentina, que seguirá por Chile y Perú, para finalmente regresar a Finlandia en Nochebuena.
“Ambos somos pastores en la Iglesia Luterana de Finlandia, fuimos enviados para celebrar cultos navideños destinados a finlandeses que viven en el extranjero, y que en muchos casos desconocen cómo se realizan las celebraciones en Finlandia”, contó a PRIMERA EDICIÓN la pastora Pía Kummel Myrskog, momentos después de la celebración que tuvo lugar en la casa típica del Parque de las Naciones.
La visita de ambos también se enmarca en la organización de los festejos por los 120 años de la llegada a la Argentina del primer grupo de inmigrantes.
“Es una tradición muy larga de nuestra iglesia llevar estos cultos por el mundo, y ahora nos tocó a nosotros hacer este viaje. Empezamos en Brasil, pero nos quedan varios países aún en el itinerario”, acotó el pastor Stefan Myrskog.

Los inicios
Este proyecto surgió del deseo de mantener vivas las tradiciones navideñas finlandesas en las comunidades expatriadas. Para ellos, la Navidad no es solo un momento familiar, sino también espiritual: asistir a la iglesia, cantar himnos, escuchar el Evangelio, y celebrar juntos como comunidad.
En Finlandia, la mayoría de la población forma parte de la Iglesia Evangélica Luterana de Finlandia. Aunque el país moderno es mayoritariamente secular mucha gente no asiste regularmente a culto, durante la Navidad se produce un repunte en la participación: muchos finlandeses, creyentes o no, concurren a servicios navideños, conciertos de villancicos o a ceremonias de luz en los cementerios.
Para muchos, la víspera de Navidad (24 de diciembre) conocida como “jouluaatto” es el corazón de la celebración. Esa noche suele reservarse para reunirse en familia, decorar el árbol, cenar, cantar himnos, asistir a la iglesia, y dar regalos.
En los hogares finlandeses es común que la foto navideña se tiña de calidez hogareña más que de ostentación: las casas se iluminan con velas, luces suaves, decoraciones sobrias, típicamente con materiales naturales como pino o ramas de abeto, y adornos tradicionales como muñecos hechos con paja.
La víspera de la gran fiesta cristiana los encontró a ambos lejos de casa, pero “casi” adaptados al clima misioneros. “Es muy linda la provincia, a mi me gusta el calor, es sin duda mejor que el frío, pero la humedad es lo bravo”, dijo con una carcajada.
“Ya habíamos vivido tres años en Maracaibo, Venezuela donde también hace mucho calor y ya es algo conocido, aunque nos acostumbramos”, acotó Pía a su lado, para quien la Navidad finlandesa con su mezcla de fe, nostalgia, intimidad, canto, luz y silencio puede parecer muy distinta a una celebración latinoamericana, pero en su esencia reside aquello universal: la unión familiar, la esperanza, la celebración de la vida.
“Allá todo pasa dentro de las casas, porque es invierno, no se sale a la calle para celebrar. Es muy típico del finlandés juntarse a cantar las canciones de Navidad, es muy emocionante para nosotros”.
“El árbol es muy importante y también colocar distintos tipos de luces en las ventanas. En estos momentos allá todas las casas están iluminadas y decoradas con muchas luces”, comparó Stefan.
Quien contó que “la sauna navideña” también es parte de la Navidad una tradición antigua que muchas familias disfrutan en la tarde del 24. “Sirve como un rito de limpieza y renovación antes de la cena festiva”.









