Desde este lunes 3 de noviembre y durante seis audiencias en el Tribunal Penal 1 de la Primera Circunscripción Judicial, será juzgado Pedro Alejandro Núñez, posadeño hoy de 30 años y acusado de abusar sexualmente de una joven e intentar matarla en diciembre de 2021 en un departamento de la avenida Lavalle de esta capital.
El debate estará presidido por Gustavo Arnaldo Bernie y serán vocales subrogantes, el juez del Tribunal Penal 2, César Antonio Yaya y el de Instrucción 6, Ricardo Walter Balor.
La acusación quedará en manos de la fiscal de Instrucción 7, Patricia Inés Clérici, quien también requirió la elevación a debate oportunamente. Será la fiscal del TP-2 en este juicio ya que el cargo quedó vacante con el jura el viernes pasado de Martín Alejandro Rau como nuevo integrante del Tribunal Penal 2.
Se agendaron para las seis audiencias (3 al 7 y 10 de noviembre) 35 testigos. Vale remarcar que solo la primera y última jornada serán abiertas al público y medios de comunicación por tratarse de un delito calificado como “contra la integridad sexual”.
Se juzgará lo sucedido durante la madrugada del domingo 5 de diciembre en un departamento de la avenida Lavalle casi Centenario, en el que una estudiante de Licenciatura en Criminalística fue abusada, golpeada, atada y por pocos segundos no perdió la vida.
A las 5.10, efectivos de la seccional Segunda que se encontraban abocados al resguardo en la zona de boliches, recibieron un llamado para que de forma inmediata se dirigieran al edificio por un supuesto caso de violencia de género en proceso que allí ocurría.
Al llegar ya se encontraban cuatro efectivos de la seccional Decimosexta. El edificio estaba cerrado pero se presentó un joven que facilitó el ingreso desde el interior, indicándoles que en uno de los departamentos vecinos ocurría el episodio. Los efectivos de ambas seccionales subieron mientras vecinos de otros departamentos les señalaban el lugar donde momentos antes se escucharon gritos y golpes.
Tocaron a la puerta varias veces sin que nadie los atendiera. Probaron el picaporte, la puerta no estaba cerrada con llave.
Ingresaron y se encontraron con un joven semidesnudo encima de la víctima inmovilizada, indefensa y amordazada con una cinta en la cabeza, la cual le tapaba la boca y las fosas nasales, impidiéndole respirar, además de presentar golpes en la cara.
El rostro denotaba signos de asfixia y tras chequear sus signos vitales éstos ya estaban muy débiles. Procedieron a realizarle maniobras de Reanimación Cardiopulmonar (RCP), hecho que permitió que pudiera recobrar las funciones vitales.
La joven pudo balbucear su identidad y manifestó que había sido abusada. En tanto el sospechoso, ya reducido por los policías, dijo el que sería su nombre y afirmó tener 26 años. Rápidamente llamaron a una ambulancia que trasladó a la víctima al centro asistencial.
Posteriormente fue asistida por personal del equipo psicológico de la Comisaría de la Mujer UR-I, para contenerla y tomarle las primeras declaraciones.
El sospechoso fue alojado en una celda imputado por “homicidio (femicidio) en grado de tentativa y abuso sexual con acceso carnal en concurso real”. Al respecto se llevaron adelante las pericias médicas de rigor.
Donde ocurrió el hecho trabajó personal de Cibercrimen y Policía Científica. Secuestraron dos teléfonos celulares y una notebook, entre otros elementos.

Coartada de la defensa
Durante la instrucción de la causa, en manos del juez de Instrucción 7, Miguel Mattos, la defensa del encartado buscó beneficiarlo con la coartada de que la víctima lo habría dejado ingresar voluntariamente, es decir, que mantenían una relación de conocimiento previo y que el momento en que resultó atacada correspondió a un juego sexual.
Según las pruebas e informes del expediente elevado a juicio, no existirían elementos que apuntalen esta hipótesis y por el contrario se destacarían testimonios, análisis y estudios suficientes para mantener la acusación, lo que se estima en una condena posible entre los diez y treinta años de prisión.





