El sector de la construcción en Misiones atraviesa un panorama sombrío, marcado por la parálisis tanto de la obra pública como privada, en contraste con el repunte que muestran otras regiones del país.
Empresarios y referentes del rubro expresan una profunda preocupación ante el estancamiento de la actividad en lo que va de 2025, una situación que se agravó en los últimos meses.
El presidente de la Delegación Misiones de la Cámara Argentina de la Construcción (CAC), Oscar Marelli, advirtió en diálogo con PRIMERA EDICIÓN que la situación genera “un estado de alerta” y pone en riesgo la continuidad de muchas empresas constructoras.
Según Marelli, el sector público se encuentra prácticamente detenido, con niveles mínimos de actividad. Las obras se reducen a tareas de mantenimiento puntuales encaradas por la provincia, las cuales no alcanzan para sostener el empleo ni dinamizar el rubro.
En cuanto al sector privado, que históricamente funcionó como motor de la construcción, también muestra signos de agotamiento.
“Empresas que finalizaron edificios y departamentos no iniciarán nuevos proyectos”, indicó Marelli, quien explicó que los altos costos y los precios de venta estancados provocan una pérdida de rentabilidad y, con ello, la paralización de nuevas inversiones.
Impacto laboral y estrategias de supervivencia
El estancamiento tiene impacto directo en el empleo. Según el dirigente de la CAC, Misiones es una de las pocas provincias del país donde disminuyó la cantidad de obreros de la construcción, según datos del IERIC.
Si bien algunas firmas intentan mantener al personal con tareas reducidas, la situación es crítica: “Hay muchas empresas que están analizando cerrar sus puertas o paralizar sus tareas en 2026 a la espera de una mejora económica”, alertó Marelli.
Frente a este contexto, el sector apuesta a la “refuncionalización” y a la búsqueda de actividades complementarias.
“La clave es subsistir -dijo-, tratando de adaptarse y buscar alternativas en el ámbito privado”.
De cara al 2026
Pese al escenario adverso, el sector mantiene esperanzas en un repunte para 2026, con la expectativa de una mejora macroeconómica y el regreso del crédito hipotecario.
“Tenemos fe y confianza en que el año que viene el nivel de actividad será mayor, si las tasas bajan y los créditos vuelven”, afirmó Marelli.
Según el referente, la reactivación del crédito hipotecario podría impulsar la demanda de viviendas y revivir la construcción.
Por último, señaló que el deterioro de la infraestructura pública del país en –caminos, escuelas, hospitales y edificios estatales- obligará al Estado a retomar la inversión, lo que podría marcar el inicio de una recuperación del sector.





