Hoy vence el plazo clave para la aplicación de la Ley de Emergencia Pediátrica, y la incertidumbre y el malestar crecen en los hospitales nacionales. En este contexto, el doctor Mauro García, coordinador de la Unidad 45 de Terapia Intensiva del Hospital Garrahan, advirtió sobre la grave crisis que atraviesa la institución, marcada por salarios que perdieron más del 60% de su poder adquisitivo y una incesante fuga de profesionales.
En diálogo con la FM 89.3 Santa María de las Misiones, García calificó la situación como “preocupante” no solo por el impacto salarial, sino por el mensaje que implica el incumplimiento de una ley votada por el Congreso. Sostuvo que es una señal negativa para la sociedad y para las nuevas generaciones, y se negó a aceptar esta situación como normal.
Un “goteo continuo” que desangra al hospital
El coordinador describió un panorama desolador, afirmando que la situación en el hospital “está cada vez peor”. Relató que el “goteo continuo” de personal no se detiene, con recientes bajas en áreas críticas como neurología y endoscopia respiratoria. Esta sangría de especialistas, explicó, sobrecarga a los equipos que permanecen en sus puestos y genera una profunda “desazón” entre los trabajadores, quienes sienten que la lucha por la ley “cayó en saco roto”.
Según García, este desánimo está llevando a que más profesionales consideren irse, lo que inevitablemente retrasará derivaciones y diagnósticos, afectando directamente la salud de los niños y niñas que dependen del sistema público.
La ley, explicó, busca una recomposición salarial urgente tanto para el personal de los hospitales pediátricos nacionales como para las residencias. Para ilustrar la magnitud del problema, precisó que desde noviembre de 2023, con una inflación del 172%, los salarios solo aumentaron un 100%, lo que representa una pérdida real de más de 60%. Puso como ejemplo que un médico con más de una década de formación y especialización hoy gana dos millones de pesos, una cifra que considera insuficiente y que obliga a los profesionales a buscar múltiples empleos, desarticulando así los equipos de trabajo.
El futuro de la salud pública en juego
Para García, esta situación responde a un “ataque sistemático” a la salud pública. En su análisis, el objetivo final del Gobierno es deteriorar el sistema estatal para favorecer el negocio de la salud privada. Remarcó que la salud pública sostiene a todo el sistema, incluyendo al privado, ya que muchos de sus profesionales se formaron en hospitales como el Garrahan.
Advirtió que está en riesgo un modelo de atención de excelencia, capaz de dar respuestas complejas -como en el reciente caso de la niña de Pergamino, que movilizó a 20 personas en un quirófano durante un feriado- que, aseguró, serían imposibles de replicar en el ámbito privado.
Si tuviera al Presidente en frente, le pediría que reflexione sobre su pensamiento “absolutamente equivocado”, que ignora la realidad de la salud pública y se basa únicamente en un “esquema mental financiero”. Sin embargo, se mostró escéptico sobre la posibilidad de un cambio de rumbo por parte del Ejecutivo.
Medidas de fuerza y una crisis sin precedentes
Ante este panorama, los gremios y asociaciones profesionales han convocado a un “ruidazo” para este sábado a las 14 horas, que partirá desde el Congreso hacia la Quinta de Olivos. Además, está previsto un paro con movilización para el próximo martes.
A pesar de las protestas, García se mostró escéptico sobre su impacto en el Gobierno y sugirió que la verdadera oportunidad de cambio para quienes defienden la salud pública estará en las urnas.
Con 27 años de carrera en el hospital, lo que lo sostiene es el amor por su trabajo, sus compañeros y la historia de la institución. Al reflexionar sobre si había vivido una crisis similar, sentenció de manera contundente: “Jamás. Esto es lo peor que le ha pasado al Hospital Garrahan”.




