La incertidumbre en torno al vencimiento del Decreto 514/2021, que durante los últimos tres años permitió a los trabajadores rurales temporarios mantener sus planes sociales mientras eran contratados formalmente, encendió las alarmas en las economías regionales de todo el país, y Misiones no es la excepción. La medida, oficializada en 2021 y prorrogada en varias ocasiones, había sido diseñada para combatir la escasez de mano de obra en el campo, un problema generado por el temor de los beneficiarios de planes como la Asignación Universal por Hijo (AUH) o la Tarjeta Alimentar a perder dicha asistencia al aceptar un empleo en blanco.
Con la no renovación de esta herramienta clave, el sector yerbatero revive una vieja y compleja problemática que amenaza con dificultar la inminente cosecha. En este contexto de creciente incertidumbre, el productor Jonas Petterson, en diálogo con la radio FM 89.3 Santa María de las Misiones, analizó el impacto directo de esta decisión y la sumó a un panorama ya complicado por el alza de costos y la baja rentabilidad.
Petterson lamentó que esta decisión llegue en un momento “muy difícil”, tanto para los productores como para los trabajadores. La situación se agrava al finalizar una zafra que, según describió, fue “muy mal pagada”. En el período de interzafra, el trabajo escasea y la necesidad es grande, por lo que eliminar esta posibilidad de ingreso formal representa un golpe directo para la economía de los tareferos.
El productor señaló que, si bien es difícil cuantificar el número exacto de afectados, son muchos los trabajadores que se beneficiaban de esta modalidad. La medida no solo perjudica al empleado, sino también al productor, que necesita registrar a su personal para no correr riesgos legales y se enfrenta a una creciente escasez de mano de obra, acentuada por un “enorme éxodo de trabajadores hacia Brasil”.
En este contexto, adelantó que las distintas asociaciones del sector comenzarán a trabajar en un pedido formal para solicitar la prórroga de la medida, herramienta que consideran fundamental para la sostenibilidad del empleo en la cosecha.
Un escenario de costos en alza y rentabilidad en baja
A esta problemática laboral se suma el impacto de los continuos aumentos del precio del combustible, un insumo que Petterson calificó como “fundamental” para la actividad. Recordó que el sector sufrió un enorme incremento en este costo desde 2023, a pesar de las promesas de que no seguiría subiendo.
Esta combinación de baja rentabilidad y costos crecientes obliga a los productores a recortar inversiones clave en sus yerbales, como la fertilización y la limpieza. Explicó que, ante un escenario donde la inversión no se traduce en ganancias, la lógica económica lleva a producir menos para gastar menos. A esto se suma la dificultad financiera provocada por los pagos con cheques a “larguísimo plazo”, que no son aceptados para la compra de insumos.
Críticas a la política nacional
Petterson extendió su crítica al conjunto de políticas del Gobierno nacional hacia las economías regionales. Sostuvo que, desde la “destrucción del INYM” (Instituto Nacional de la Yerba Mate), todas las medidas han sido perjudiciales para los pequeños y medianos productores misioneros, afirmando que “no hay una buena”. Contrastó la situación actual con los 20 años anteriores, donde, bajo la regulación del instituto, el precio de la yerba mate experimentó una mejora paulatina. Ahora, por segundo año consecutivo, toda la cadena productiva sufre un empeoramiento.
Asimismo, cuestionó la estrategia de importación para controlar precios, argumentando que los productos importados también suben y el consumidor termina pagando más caro, mientras el productor local sigue con precios bajos. Citó el caso de los productores de tomate, perjudicados el año pasado por importaciones en plena cosecha.
Consultado sobre el futuro, su perspectiva fue pesimista. Declaró no tener “ninguna esperanza” en un cambio de rumbo por parte del Gobierno, al que acusó de repetir un ciclo de endeudamiento cuyos platos rotos pagan los productores y el ciudadano común.
Mientras tanto, una señal palpable de la crisis, según relató, es el notable aumento de pequeñas chacras en venta, un fenómeno que era “muy raro” hace apenas tres años.




