El mes de septiembre dejó una marca negativa en las finanzas provinciales: Misiones sufrió una caída del 10% en el ingreso de recursos federales automáticos respecto del mismo mes de 2024, según el último informe de la consultora Politikon Chaco. La cifra refleja el peor resultado en al menos ocho años y confirma un escenario adverso para el conjunto de las provincias.
En total, la Nación distribuyó a jurisdicciones y CABA $5,09 billones, lo que implicó una baja del 10,3% interanual real y del 2,8% frente al mes anterior. La retracción estuvo motorizada por dos factores: la merma en la coparticipación federal (-0,8% interanual) y, sobre todo, el desplome de las transferencias por leyes especiales (-73,9% real), con un derrumbe de los ingresos por Bienes Personales (-92,1%).
Misiones y el NEA
En este escenario, Misiones recibió $163.340 millones, lo que significa una reducción del 10% real interanual. Medido por habitante, los envíos promediaron $127.722 per cápita, por debajo de provincias chicas como Formosa o La Rioja, aunque por encima de distritos grandes como Buenos Aires o Santa Fe.
La caída de septiembre no fue un caso aislado. Provincias vecinas también se vieron fuertemente afectadas: Chaco perdió 10,9%, Corrientes 11,2% y Formosa 11,1% en relación al mismo mes de 2024.
Así, el NEA se consolidó como una de las regiones más golpeadas, con un retroceso homogéneo en sus cuatro jurisdicciones.
A pesar de ello, en el acumulado enero-septiembre, Misiones logró mostrar un crecimiento real del 2,6%, por encima del promedio nacional (+2,4%) y encabezando en la región. Corrientes se ubicó cerca (+2,1%), mientras que Chaco (+1,7%) y Formosa (+1,4%) quedaron más rezagadas. Este desempeño positivo parcial se explica por un mejor arranque de año, aunque con márgenes muy estrechos.
Recesión y ajuste
El informe destaca que el deterioro en las transferencias automáticas es estructural: la fuerte dependencia de impuestos volátiles, como Internos o Bienes Personales, genera altibajos que terminan repercutiendo directamente en las arcas provinciales. Septiembre fue un ejemplo claro: el desplome de Bienes Personales recortó de manera abrupta los envíos, sin que la coparticipación pudiera compensar la baja.
La situación ocurre en un contexto de recesión prolongada, inflación persistente y reducción del gasto público nacional. Con una economía estancada y la recaudación en baja, la Nación achica sus transferencias y deja a las provincias con menos margen para cumplir compromisos básicos como pago de salarios, ejecución de obras públicas y sostenimiento de programas sociales.
La estrategia de Misiones
La aprobación del Presupuesto Provincial 2026 en la Legislatura misionera, ocurrida la semana pasada, se da en medio de este panorama. El gobernador Hugo Passalacqua y el bloque oficialista dejaron en claro que el esquema provincial fue diseñado sin contar con aportes nacionales extraordinarios. La previsión oficial es que el próximo año será aún más complejo, con menos fondos federales disponibles para obras, infraestructura y programas de desarrollo.
El presupuesto sancionado busca sostener con recursos propios las áreas estratégicas de salud, educación y seguridad, a la vez que garantiza la continuidad de los programas provinciales de apoyo a PyMEs, agricultores familiares y sectores vulnerables.
Sin embargo, la restricción en las transferencias federales augura un escenario de fuerte tensión financiera, especialmente en rubros donde históricamente la Nación tenía presencia, como viviendas, energía e infraestructura vial.
Una señal de alerta
El derrumbe de septiembre encendió luces rojas no solo en Misiones, sino en todo el mapa provincial. De acuerdo al informe de Politikon, las transferencias medidas en pesos constantes ya se ubican por debajo de los niveles alcanzados en 2021, 2022 y 2023.
De sostenerse esta tendencia, las provincias deberán reforzar sus estrategias de autonomía fiscal para evitar quedar atrapadas en la caída de recursos nacionales. En el caso de Misiones, la sanción temprana del presupuesto para 2026 refleja esa preocupación: blindar la gestión con recursos propios y asumir que los aportes federales seguirán en retroceso.
En números concretos, septiembre mostró la peor foto de los últimos años. El desafío será si el cuarto trimestre puede revertir parcialmente la tendencia, o si el 2025 quedará marcado como el año en que las provincias debieron recalcular su dependencia de la Nación y afrontar con recursos propios la mayor parte de sus compromisos.





