El Hospital Garrahan, referente nacional en atención pediátrica de alta complejidad, atraviesa una crisis sin precedentes. Tras el veto presidencial a la Ley de Emergencia Pediátrica, que garantizaba más fondos para el nosocomio de referencia nacional, el jefe de Terapia Intensiva y coordinador médico de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI 45), Mauro García, en diálogo con FM 89.3 Santa María de las Misiones, advirtió que la situación es crítica: “El desfinanciamiento del hospital en este momento es terrible, se están desarmando los equipos y lo venimos repitiendo hasta el hartazgo”.
Según el profesional, los legisladores nacionales entendieron la gravedad del problema y aprobaron la norma, pero el Gobierno nacional insiste en un rumbo de recorte: “Parece que están encaprichados en desfinanciar la salud pública, la excelencia de la atención en el hospital”.
García llamó a la sociedad a involucrarse, tal como ocurrió con el veto a la Ley de Discapacidad: “Ahora hay que tratar de voltear el veto” y remarcó que “de los siete diputados que tiene Misiones, ninguno votó a favor. Cinco se ausentaron y dos votaron en contra. Es importante que la gente lo sepa”, señaló.
Respecto al futuro de la ley, García reconoció que la instancia en Diputados será difícil: “Presumimos que no se van a sentar todos para que no se alcance el quórum. Igual se va a alcanzar, pero necesitamos los dos tercios. Vamos a trabajar para ver cómo sale esto”.
Recordó que en Senadores la votación fue contundente: “Salió 62 a 8, la gente sabe lo que somos y nos apoya. Hubo encuestas que nos daban más del 90% de apoyo”.
Sin diálogo con el Ministerio de Salud
El jefe de terapia también se refirió a la falta de respuestas de las autoridades sanitarias: “Ni siquiera nuestras autoridades hablan con todos los jefes juntos, van por grupitos y dicen lo mismo: no hay plata. En julio nos prometieron un guiño para agosto, estamos en septiembre y no hay absolutamente nada”.
“Es totalmente así, no hay diálogo y tampoco quieren dialogar. No creen en la salud pública. Y parece que al mejor jugador de la salud pública hay que bajarlo”, cuestionó.
García advirtió que detrás de esta política se esconde un planteo de transferir la responsabilidad a las provincias, lo que haría inviable la atención de alta complejidad.
“Somos una molestia para ellos, pero ningún distrito puede sostener un hospital de tercer nivel como el Garrahan. No puede haber 24 Garrahan”, dijo.
“Yo lo llamo la nave insignia de la salud pública. Hay naves importantes en cada provincia, pero insignia hay una sola y no hay que hundirla. En ningún país hundirían su nave insignia, pero en este parece que la quieren hundir”, expresó.
Clima interno y paro en el hospital
El profesional describió el ánimo de los trabajadores como de bronca y desazón. “En los chats de Whatsapp ardía el enojo. Pensamos que zafábamos después del veto a universidades, pero no, entre gallos y medianoche publicaron el veto en el Boletín Oficial”.
Confirmó que mañana habrá un paro en el hospital, aunque aclaró que es una medida que incomoda a los médicos: “Siempre nos pone mal, porque queremos dar respuestas a la gente. Pero se hace difícil cuando se desarman los equipos, cuando el bolsillo no alcanza, cuando pensás en buscar otro trabajo”.
El dato es preocupante: “Ya hay 240 renuncias y más de uno está pensando en irse. Yo, como jefe, voy a tratar de que no suceda hasta el último minuto, pero es una decisión colectiva”.
Si bien reconoció que algunos turnos debieron reprogramarse y que las cirugías programadas podrían suspenderse, aclaró que en áreas críticas como terapia intensiva “no dejamos a los pacientes en banda, nos sobrecargamos porque nuestro espíritu es ayudar”.
Pacientes cada vez más vulnerables
El médico también se refirió a la difícil realidad social: “Hay gente que no tiene ni para comer, que necesita una comida en el hospital. En terapia no los involucramos en nuestros problemas porque demasiado tienen con un hijo enfermo, pero sí vemos el efecto cada vez más fuerte”.
Finalmente, García resumió lo que significa el hospital en su vida personal: “Estoy hace 27 años acá. Elegí esta profesión para ayudar al que lo necesita. En terapia vivís la adrenalina de la vida y la muerte inmediata. Para mí es un lugar muy importante, es mi casa”.




