El termómetro bajó y los comercios lo sintieron en las góndolas: con la llegada de los primeros fríos en Posadas, la venta de calefactores y cocinas a leña tomó impulso, especialmente aquellos modelos prácticos y accesibles. Sin embargo, detrás del repunte puntual en estos productos, el sector comercial atraviesa un panorama complejo marcado por la caída generalizada en el consumo y la falta de poder adquisitivo en la población.
Carlos D’Orazi, comerciante local, en diálogo con la FM 89.3 Santa María de las Misiones, resaltó que la demanda de cocinas a leña creció notablemente en los primeros días del mes, impulsada por modelos más pequeños y prácticos, que además de cocinar sirven como salamandras para calentar ambientes.
Además, remarcó que estas cocinas, más livianas y con partes esmaltadas en lugar de fundición, tienen un peso aproximado de 62 kilos y un precio accesible de 299 mil pesos, con planes de pago en cuotas que facilitan la compra y agregó que resultan ideales para hogares misioneros, donde el frío suele durar unas pocas semanas, y ofrecen la ventaja de calentar toda la casa mientras se cocina.
En cuanto a los caloventores eléctricos portátiles, conocidos popularmente como “huevitos”, son los productos de mayor salida debido a su practicidad y bajo costo, con precios que arrancan en los 29 mil pesos. A diferencia de los splits fijos, estos aparatos permiten trasladarlos fácilmente entre habitaciones o incluso a la oficina. Sin embargo, advirtió que el consumo eléctrico puede ser elevado, ya que un caloventor óptimo para un ambiente grande puede usar hasta 2400 W.
Consultado sobre las diferencias entre calefactores a gas y eléctricos, el comerciante explicó que muchos aparatos a gas requieren precauciones estrictas, mientras que los eléctricos cuentan con sistemas de seguridad que cortan el suministro ante vuelcos o caídas, lo que los hace más seguros para el uso doméstico actual.
No obstante, la buena demanda de productos para calefacción contrasta con la caída histórica en las ventas de otros electrodomésticos durante mayo, que fue considerado el peor mes del año para el comercio local. Según D’Orazi, esta situación se debe a que la gente prioriza gastos básicos como alimentación y no tiene margen para compras con crédito, a pesar de que productos como lavarropas y heladeras han reducido sus precios hasta un 36%.
El comerciante manifestó su preocupación por la falta de efectivo en la calle y la incertidumbre constante sobre la evolución del mercado, lo que dificulta la planificación comercial y mantiene a los vendedores en un estado de espera, sin saber cuándo podría mejorar la situación económica.




