Hoy, como cada 2 de junio desde 1884, se conmemora el Día Nacional del Bombero Voluntario, una actividad que tiene como protagonistas principales a ciudadanos comunes que, por vocación de servicio y compromiso social, dedican parte de su tiempo para capacitarse permanentemente para acudir ante diversas situaciones cotidianas en las cuales pueden salvar vidas y bienes de la comunidad. En Misiones más de 1.200 bomberos voluntarios celebrarán su día de manera sencilla, trabajando y donde el reconocimiento de la población debería ser espontáneo.
En la localidad de Gobernador Roca, los bomberos voluntarios invitaron a los vecinos a colocar hoy algún elemento decorativo al frente de las casas, comercios e instituciones con los colores rojo y amarillo que los distinguen.
Gisel Mera, jefa del cuerpo activo de los bomberos voluntarios de Gobernador Roca, explicó a PRIMERA EDICIÓN que “nosotros estamos en un pueblo chiquito pero muy habitado, atravesado por una ruta nacional, y lamentablemente casi todos los días algún accidente seguro ocurre acá y debemos intervenir. El tema de los incendios está un poco tranquilo actualmente, luego de los meses iniciales de sequía”.
Indicó que “el trabajo que tenemos es continuo, desde bajar un gatito del árbol a un rescate de persona o bien un siniestro. La realidad es que ante cualquier problema nos llaman a nosotros porque buscamos responder lo más inmediato que podamos”.
Mera, que tiene el grado de sargento, explicó por qué la iniciativa de “vestir” al pueblo con los colores rojo y amarillo y dijo que “como se sabe siempre, a los bomberos nos reconocen por la sirena de nuestras unidades, esa era la realidad desde hace muchos años. Sin embargo, hoy en día, se va conociendo que hay una cantidad de chicos autistas a los cuales no les hace bien oír ruidos tan altos como las sirenas, al igual que a los animales. Entonces de allí surge la propuesta de que coloquen globos, carteles, serpentinas, afiches, banderas, con los colores nuestros que son el rojo y amarillo durante nuestro día”.
La bombero comentó que “no es habitual que la gente recuerde la fecha del bombero voluntario, pero para nosotros sí. Que coloquen al menos un par de globos rojo y amarillo es como una caricia al corazón que nos dan, nos sentimos un poco mimados porque hay muchas historias detrás de cada bombero, porque no deben olvidar que somos voluntarios”.
Contó que “el 9 de diciembre del año pasado cumplimos diez años como institución, no fue nada sencillo empezar desde cero. Hicimos rifas, vendimos pollos, asado, de todo para sumar fondos y así adquirir recursos. No fue fácil ganarse la confianza de la gente pero hoy gracias a Dios estamos en un lugar en el cual nos sentimos orgullosos de portar este uniforme”.
Mera recalcó que “esto lo hacemos voluntariamente, a cambio de nada. Yo tengo mi trabajo en la Municipalidad, además soy bombera voluntaria y estoy constantemente relacionada con la gente. En incendios, sequías, inundaciones, accidentes y en muchos momentos de la vida cotidiana intervenimos. Es algo muy lindo y bueno, es un estilo de vida que lo decidimos”.

“Pasamos momentos duros”
Gisel Mera tiene el grado de sargento y es bombera voluntaria hace nueve años. Relató cómo surgió la creación del cuerpo de bomberos voluntarios en esa localidad: “El pueblo de Roca está rodeado por muchas colonias y chacras, entonces los incendios siempre estuvieron a la orden del día, la pérdida de plantaciones era constante y los mismos vecinos se dieron cuenta de que necesitaban una ayuda. Así comenzó un grupo de vecinos, cinco a seis personas, a organizarse y trabajar de a poquito en el tema de los bomberos hasta obtener la personería jurídica y luego vino la vinculación a la Federación, como asociación”, manifestó.
Sin embargo, aclaró que “nuestra historia no es todo de felicidad, porque durante los diez años surgieron cosas en el camino, pasamos momentos duros también, porque se trabó la documentación en determinado tiempo y por años no pudimos cobrar el subsidio nacional ni el provincial, fue cuando no teníamos para comprarnos equipos ni nada. Allí nos arreglamos con donaciones de otros cuarteles, como el de Puerto Libertad, hasta que se acomodaron los papeles. Hoy en día estamos cobrando subsidios, contamos con una cisterna de 6.000 litros, una autobomba de 3.200 litros, dos unidades de rescate y somos 21 integrantes más los cadetes, que son de 12 a 16 años”.









