Ruidos extraños, pasos en las paredes y en los techos, motores que se encendían solos y otros episodios eran una constante allá por mayo de 2010 en el entonces Corralón de la Dirección de Tránsito de Posadas.
En esa época, los agentes apostados en el viejo predio donde antes funcionara la exfábrica de jugos Tunquelito, en inmediaciones de la costanera capitalina y a pasos de la ex Estación de Trenes, no dejaban de hablar de la presencia de un fantasma, al que incluso le pusieron nombre: “Benito”.
La mayor sorpresa, según el relato de la época, la protagonizó una moto estacionada en el fondo del galpón de grandes dimensiones, que se encendió y aceleró sola.
“Todos los vehículos están estacionados y las llaves las guardamos aparte. Una tarde estábamos todos acá y una moto del fondo se encendió y aceleró sola; no estaba en cambio, por lo que no avanzó. Se prendieron las luces y el motor y no hubo forma de apagarla, así que dejamos nomás y se apagó sola. Después todos nos fuimos afuera porque por un rato nadie se animó a entrar”, contó en su momento a PRIMERA EDICIÓN uno de los testigos, el inspector Víctor Gonseski.
“Al escuchar el sonido de la moto -en el galpón todos los ruidos retumban y es difícil distinguir su procedencia-, nosotros miramos inmediatamente hacia afuera, creyendo que estaba llegando uno de los agentes en moto. Pero después nos dimos cuenta de que el ruido venía del fondo, y ahí vimos la moto de asiento blanco con las luces prendidas”, describió.

Según un directivo de Tránsito municipal, un joven que trabajaba como sereno y cuidador del lugar habría sido testigo de otra situación: “Escuchó un llanto de niño y miró para el fondo del galpón, de donde provenía el sonido. Se encontró con que había un pequeño subido a una de las motos y lloraba. Pero cuando comenzó a acercarse, el niño desapareció súbitamente”.
Otro ejemplo: una noche lluviosa escucharon pasos en las paredes y en el techo de chapa de la construcción y, al momento en el que uno de los agentes gritó como intentando amedrentar al fantasma, se sintió un alborotado zapateo desde la superficie del techo, cubierto de chapas.
“Casi todas las noches pasa algo y ya le pusieron nombre a ese fantasma o a ‘eso’ que anda por acá, y le llamaron Benito. Hay que dejarle nomás, es un rato nomás que molesta y después se calma solo”, agregó el funcionario.
Otro de los episodios acontecidos en el galpón fue en otro intento de querer amedrentar al fantasma arrojando una silla hacia donde se escuchaban los ruidos. Luego de hacerlo, un agente recibió como respuesta la devolución del mueble, que se estrelló contra la pared del frente, atravesando por el aire todo el galpón.
En otra ocasión, en el turno noche, un sereno sintió recibir una palmada en la nuca a la vez que la radio cambiaba el dial y bajaba el volumen sin que nadie la estuviera manipulando.
¿Rastros de otras épocas?
Un viejo vecino de Villa Blosset reveló que había cámaras subterráneas debajo de todo el piso del galpón que funcionaba como depósito municipal de vehículos hasta hace pocos años, que en la época en que era una fábrica se usaban para depósito de los jugos y vinos. También mencionó que mientras operaba Tunquelito murieron dos personas.
El establecimiento productor de vinos y jugos funcionó en Posadas desde 1960 y al cerrar permaneció abandonado hasta que la Municipalidad lo “reflotó” para su dependencia de Tránsito.









