“Un día me desperté y ya estaba todo oscuro, como que se me bajó la persiana”, contó Carlos Ariel Vázquez en el estudio de la FM 89.3 Santa María de las Misiones, un sitio que le sienta cómodo y que tanto le apasiona, la de estar sentado frente al micrófono contando diferentes situaciones de la vida cotidiana.
En las tantas prácticas de la carrera de locutor nacional del Instituto Superior Yabotí de Garupá, el estudiante misionero relató las historias de otras personas, pero, esta vez le tocó contar la suya. Esa que tiene un antes y después, en la que tuvo que comenzar de “foja cero”.
La historia de vida de Vázquez podría haber sido similar a la de cualquier niño criado en el barrio posadeño de Villa Cabello y que viajó a Buenos Aires en busca del progreso, de un sueño. Sin embargo, todo cambió de un día para el otro. Tras doce años de servicio en la policía federal le diagnosticaron diabetes y con ella sus complicaciones de salud.
La enfermedad avanzó en Vázquez de manera muy rápida, primero atacó los “órganos blandos como ser el riñón, el corazón y la retina ya por una cuestión de patología, que curiosamente fue progresivo”, manifestó. En esta línea, indicó que primero fue una incomodidad y luego empezó a ver borroso, entonces les comentó a sus superiores que lo enviaron al hospital de Oftalmología donde “las noticias no fueron para nada favorables, que ya me dijeron que prácticamente uno o dos años iba a perder definitivamente la vista”.
En los meses posteriores, Carlos reconoció que no se cuidó debidamente y eso lo llevó a más complicaciones de salud, hasta que “un día me agarró un pico de glucosa” que derivó en problemas renales y la temida ceguera, que fue progresiva, pero a máxima velocidad.
Carlos remarcó que hizo “todo lo humanamente posible para tratar de revertir la situación”. Consultó con todos los especialistas de Posadas y también de Buenos Aires, pero “no hubo chances”, admitió.
El después
Ya retirado de las fuerzas de seguridad, Vázquez regresó a Misiones a vivir con sus padres. Y conoció el amor. “Mi actual esposa un día me dijo: ‘Bueno, más abajo no podemos llegar, así que a partir de ahora subimos’ ”. Y así fue, no sin antes pasar por un año de estar depresivo, tomando muchos medicamentos y con baja autoestima. Era todo nuevo para Carlos y también para su esposa.
Ya con la familia consolidada, un día Charly llevó a uno de sus hijos al CePARD y allí conoció el fútbol para ciegos, que fue “lo que me cambió la vida en cuestiones de movilidad”, reconoció en la FM 89.3 y agregó que, primero, no podía creer que haya un deporte así para discapacitados visualmente y por eso le preguntaba a quién pasara a su lado “si era cierto que estaban jugando al fútbol”.
Esa vez conoció a una persona que le ofreció jugar al fútbol para ciegos y entendió un montón de cosas, que antes le hacía ruido internamente.
“Por ejemplo, a mí no me molesta que me digan ciego o persona con discapacidad e inclusive discapacitado, que suena muy muy fuerte, muy dura esa palabra, pero aprendí a superar la situación. Yo entiendo que hay personas que por ahí se enojan porque discapacidad es muy fuerte. No me quiero meter en ese embrollo, pero a mí me preguntaron muchas veces cómo se dice y yo soy ciego“, sostuvo.

Mucho para contar en un podcast
En estos momentos, Carlos cursa el primer año de locución, pero las ideas ya florecieron en su mente y se fijó que su próximo objetivo será hacer un podcast para contar su historia e inspirar a otras personas a atravesar obstáculos.
“La locución es mi vida, es lo que me apasiona, es lo que me gusta y también es una herramienta para comunicar”, expresó y añadió que el proyecto del podcast es para ayudar a otras personas a que no bajen los brazos, que nada, ni siquiera una discapacidad puede frenar los sueños de cada uno.
Por último, Vázquez dejó una enseñanza para quién lo necesite: “Tenés todos los sentidos, tenés la vista, podés caminar, podés correr, podés hablar, podés escuchar. Y hay personas que no pueden disfrutar de todas esas condiciones. Siempre, aunque tengas alguna discapacidad, tanto sea motriz e intelectual, todo se puede”.





