En un contexto atravesado por la sobreinformación, la incertidumbre económica y la fragilidad de los vínculos, cada vez más personas -especialmente adolescentes y jóvenes- consultan a profesionales por cuadros de ansiedad, depresión y consumos problemáticos.
La psicóloga Fabiana Zárate, especialista en terapia sistémico relacional y directora del Centro de Terapias, explicó a FM 89.3 Santa María de las Misiones, que la ansiedad y la depresión son consultas cada vez más frecuentes en los espacios terapéuticos y agregó que muchas personas hoy se sienten agobiadas porque la velocidad del consumo de información y la falta de certezas impactan directamente en su bienestar emocional.
Según la especialista, la ansiedad -entendida como “un exceso de futuro”- en su forma moderada es una señal de alarma normal que permite a las personas anticiparse a posibles peligros, sin embargo, cuando los umbrales son sobrepasados se manifiestan síntomas físicos y psíquicos como sudoración, agitación y preocupación constante. Estos síntomas casi siempre se relacionan con pensamientos sobre un futuro incierto, como la situación económica, los proyectos laborales o la construcción de vínculos afectivos, remarcó.
En ese sentido, sostuvo que la fragilidad de los vínculos actuales genera también trastornos. Habló de una “inestabilidad generalizada” en todos los aspectos: el trabajo, donde se trabaja mucho pero no se ve estabilidad; y las relaciones, que no duran o no se disfrutan mientras duran, y sostuvo que muchas personas viven con un “exceso de presente”, lo que también provoca estrés.

Síntomas y claves
Zárate consideró que la pandemia visibilizó la importancia de la salud mental y destacó como algo positivo que hoy muchas personas se animan a pedir ayuda y observó que tanto adolescentes como jóvenes adultos acuden voluntariamente a consulta, algo que tiempo atrás era poco común. En su centro, que trabaja especialmente con familias y parejas, reciben consultas de adolescentes desde los 13 años y también de jóvenes de 19 que piden terapia de pareja.
Además, remarcó que la ansiedad y la depresión no siempre son enfermedades en sí mismas, sino síntomas que acompañan a otras patologías, como los consumos problemáticos. En ese punto, advirtió sobre el aumento del consumo de videojuegos entre adolescentes, a los que describió como una forma de ludopatía virtual y sostuvo que muchas conductas adictivas comienzan como “una moda o un estilo social”, y que la clave está en cómo lo vive cada persona, ya que no todos desarrollan una relación problemática con el consumo.
Estas adicciones, tanto a videojuegos como a sustancias, “están profundamente relacionadas con lo social, pero su impacto se define en la subjetividad individual”, recalcó y comentó que en su experiencia como jefa del servicio criminológico del Servicio Penitenciario, en la Unidad de Menores, observa cómo se ha reducido la edad de inicio del consumo problemático. “El consumo empieza con el uso de sustancias, pero se convierte en abuso cuando la persona las utiliza para aliviar síntomas de ansiedad o depresión, entrando así en un círculo vicioso”, agregó.
Frente a esto, insistió en la importancia de la prevención. Recomendó hablar de lo que a uno le pasa y crear contextos facilitadores para poder expresarse con confianza, por esto recmendó que cuando se detectan los primeros indicios de malestar, lo mejor es acudir a personas de confianza o a profesionales.
Al referirse a los objetivos personales, consideró que hoy muchas personas tienen dificultades para proyectarse a largo plazo y relató que en el centro observan cómo la sola idea de construir un proyecto de familia puede generar ansiedad y, aunque muchas imposiciones tradicionales se han ido deconstruyendo, hay todavía “legados muy fuertes” que presionan a cumplir con ciertos mandatos. Por eso, propuso pensar en “metas mínimas” que puedan cumplirse día a día, en lugar de grandes objetivos que generan más angustia, especialmente en contextos como el actual, donde para muchos jóvenes acceder a una casa o un auto resulta inalcanzable.
Sobre las mascotas y el temor a vincularse con otras personas
Durante la entrevista, también se abordó el rol de las mascotas como compañía emocional. Zárate consideró que si bien tener un animal puede ser una alternativa útil, también refleja ciertos miedos a vincularse con otras personas. Destacó que las mascotas no emiten reproches y que muchos encuentran en ellas una forma de amor y responsabilidad sin tensiones. Sin embargo, aclaró que este tipo de vínculos son diferentes y que la tendencia actual a humanizar a los animales también responde a las transformaciones en la forma de construir relaciones afectivas.
Por último, la especialista remarcó que la estructura de los vínculos ha cambiado y que hoy existen múltiples formas de hacer familia y consideró que estos cambios deben ser aceptados como realidades nuevas, tanto por la sociedad como por los propios terapeutas y finalmente, volvió a insistir en que, ante el malestar emocional, lo más importante es pedir ayuda. “Buscar un profesional, desahogarse y expresar lo que nos pasa es el primer paso para estar mejor”, cerró.





