Cada cosa que hacemos, son como piezas de un rompecabezas que estamos armando.
Hay veces que sentimos que lo que estamos haciendo, no sirviera de mucho, todo se ve como piezas sueltas de un rompecabezas.
Cuando hacemos las cosas con mucha pasión, sin pensar en horarios o cansancio, y en apariencia no vemos resultados, nos sentimos desanimados y nos preguntamos si lo que estamos haciendo con tanto esmero, realmente produce mejoras.
Esta pregunta resulta muchas veces difícil de responder porque las mejoras se ven en el futuro y lo que estamos haciendo está en el presente. Sin embargo, hay otras preguntas poderosas que sí nos podemos hacer: ¿Cuál es mi intención para hacer esto? ¿Qué estoy buscando?
Si hacemos algo bueno, pero lo que de verdad buscamos es ser reconocidos, que nos digan lo bien que le hizo tal o cual cosa que hicimos, entonces, la pieza de nuestro rompecabezas, no es la correcta, no me va a permitir armar la figura completa. El reconocimiento es externo, no depende de mí, hacer algo para ser reconocido es buscar afuera lo que está adentro.
Otra pregunta poderosa que nos podemos hacer es: ¿Lo que hago hoy, mi pieza del rompecabezas, me hace feliz? ¿Me aporta valor?
Si para realizar la tarea que estamos haciendo tenemos que aprender, prepararnos, vencer algún miedo, aunque en el momento parezca que no sirva de mucho, ha valido un montón, nos ha permitido crecer y ser felices que para eso hemos venido a este mundo.
Nunca sabemos a quien podemos inspirar, la idea es no buscar hacerlo, sino SER lo mejor que podamos ser y desde ahí actuar; lo demás se acomoda solo, cada pieza va encontrando su lugar.
Solo podemos hacer lo que está en nuestro campo de acción, cada pieza que pongamos en nuestro rompecabezas de la vida, tiene que ser elegida desde nuestro YO sabio, de adentro hacia afuera, haciendo foco en aportar valor, que nos haga crecer y nos dé placer hacerlo.
Cada uno de nosotros construye su rompecabezas de la vida, y se hace día a día con cada acción, con cada decisión. Como afirma Tony Robbins: “Son tus decisiones y no tus condiciones, las que determinan tu destino”.
Natalia Moyano
Contadora con corazón de escritora
[email protected]








