El Congreso argentino se prepara hoy para lo que seguramente será una apertura de la Asamblea Legislativa poco ortodoxa y cargada de tensiones. A poco de cumplir tres meses de mandato, el presidente Javier Milei concurrirá al recinto legislativo al que le había dado la espalda durante su asunción. Ese día ofreció su discurso desde las escalinatas del Palacio legislativo hacia sus seguidores apostados en la histórica plaza del Congreso.
Fue una maniobra de doble sentido: de espaldas a la casta que prometió desterrar y de espaldas a uno de los poderes del Estado.
La situación hoy es drásticamente diferente a diciembre. La casta infiltró de lleno al Gobierno. La crisis sigue ahí, aunque su tamaño aumentó de forma considerable. Las relaciones políticas están estalladas en todos los sentidos. Oficialismo y oposición no encuentran la forma de vincularse para acordar algo en favor de los argentinos. La Nación está gravemente enfrentada con las provincias. El Gobierno ya debió echar a varios de sus funcionarios. Existe sí una situación invariable según pasan las décadas y los gobiernos: el ajuste lo sigue pagando el pueblo.
Milei expondrá un resumen de la pesadísima herencia que recibió y su visión del presente y el futuro, pero está claro que a poco de cumplir tres meses, el contexto es desafiante.





