Si hay algo de lo que los argentinos podemos estar seguros es que sorteamos como pocos crisis económicas devenidas de malas praxis políticas. Merced a las pocas opciones que nos dejan, durante años supimos levantarnos de cada uno de los pozos en los que nos sumergieron nuestros dirigentes… y esta vez seguramente sea igual.
Hoy la inflación vuelve a ser el tema dominante, llevándose todo por delante y sumergiendo a amplios sectores de la población en situaciones extremas de necesidad y desamparo. Pues bien, esta columna pretende ser una breve y humilde guía con datos concretos para ofrecer pelea a ese flagelo de los precios… con la mala praxis política poco y nada podemos hacer.
A estar atentos… Tras los datos inflacionarios de febrero hoy se esperan novedades por parte del directorio del Banco Central. Concretamente se aguarda su decisión sobre la tasa de política monetaria y el rendimiento de los plazos fijos. La última vez que hubo movimientos al respecto fue en septiembre del año pasado y la escalada de precios actual deja a la tasa en terreno negativo. Por ello, por su compromiso con el FMI de mantener positivas las tasas de interés en términos reales, y por haberse quedado sin argumentos creíbles, es posible que la tasa vuelva a subir hoy erigiéndose como opción válida y positiva para el ahorrista.
Otro dato que alienta esa posibilidad es la inflación núcleo (la que no depende de precios regulados ni estacionalidades) cuya aceleración promete llevar el IPC de marzo al 7%, cuanto menos.
Y si su poder adquisitivo no le permite ahorrar dinero en un plazo fijo tradicional, aquí va otro dato: hay productos que se pueden stockear en la alacena o el freezer que ofrecieron rendimientos muy superiores al dólar blue, otro famoso modo de ahorro entre los argentinos. Las hamburguesas congeladas, por ejemplo, subieron en seis meses 149%, por encima del 79% del dólar blue y del 102,5% de la inflación interanual. El yogur firme es otro ejemplo. En la alacena hubo productos como el azúcar (205%), el aceite de girasol (177%) y la harina de trigo o los fideos secos (163%), con fenomenales rendimientos en dólares que van del 48% al 73%.
Lejos está esto de ser una solución de fondo, pero valen como ayuda mientras los dirigentes se toman otro año más para entender que los “precios justos” no funcionan.
