La Caja de Profesionales de Ciencias Económicas (CAPROCE) se fundó en 2004, por una inquietud de los profesionales de Misiones, que en ese momento estaba determinada por una diferencia notoria entre el aporte que se abonaba como autónomo ($409); y la baja prestación que existía, en relación a la administración de un sistema propio.
“Esa fue la inquietud que teníamos los profesionales de esa época, aunque después las circunstancias fueron variando. Ese inicio de gestión se materializó en una asamblea que decidió promover la fundación de la Caja, que fue la última de las cajas previsionales provinciales habilitada por Misiones -había tres anteriores-. Después de largas discusiones y de cambio de texto, se acordó lo que hoy está vigente”, explicó Varela, que ocupó varios cargos dentro de esta institución misionera.
Según Varela, a partir de ese acontecimiento, comenzó la organización de la Caja, generándose manuales de procedimiento, de inversión, reglamentos de créditos y para dar de baja, entre otros. Se fue otorgando un carácter formal a todos los actos que se gestaban dentro y, en cada asamblea, se rendía cuenta de la gestión del directorio. Los resultados se plasman en un informe cuatrimestral, obligatorio, en el que se resumen los aportes recibidos y las rentas capitalizadas. “Se siguieron mejorando diferentes cuestiones”.
Y expresó que, al ingresar tarde al sistema de capitalización, los años capitalizados son muy pocos. “Cuando para una jubilación se requiere, normalmente, treinta años de aporte -en mi caso estoy jubilado con 18 años-, desde el punto de vista matemático, me faltan como mínimo doce años. No obstante, todo el esfuerzo que hizo la Caja durante todo este período, desde que se creó hasta la fecha, siempre le ganó a la inflación, incluso por encima de lo que ofrecen compañías privadas. Las inversiones que realizó garantizan a los afiliados no sólo su aporte sino una renta que superara a la inflación”.
A su entender, esa cuestión no es mínima a la hora de tener un capital para hacer frente a las prestaciones que tiene la Caja.
Varela sostuvo que “estamos generando esa fuente de financiamiento, generando capital dentro del capital de la Caja, a fin de evitar cargar, nuevamente, a los matriculados con una cuota adicional para compensar a los que seríamos unos pocos”.
Describió que, de los fondos que recibe la entidad, tanto de los afiliados como de las rentas, una parte va al Fondo de Capitalización; la restante, a un Fondo Complementario Colectivo, y otro al Fondo Compensador Solidario. Y, un 9% para la Caja, como gastos de administración, y manifestó que, en el medio, apareció una competencia desleal, que se llama monotributo, que vino a alterar lo que en ese entonces era un equilibrio entre aportes de autónomos y los valores de la Caja.
“Cuando se creó el aporte autónomo estaba en $409 y el aporte de la Caja era 150.Después apareció el monotributo, que vino a generar una situación inédita, que es que con un aporte muy bajo se tenía la mínima de jubilación. Entonces, bajo esas condiciones, era muy difícil competir contra el sistema de reparto del Estado, que no se financia solo con el aporte de los trabajadores, ni autónomos ni monotributistas. El aporte de los autónomos y los trabajadores sólo cubre el 30% del total de las erogaciones de la ANSeS. El 70% proviene de otros impuestos, de la renta del fondo que podría llegar a existir, si es que lo hay, y de un déficit fiscal interesante que es financiado con emisión”, clarificó.
En el caso de las jubilaciones sin aporte, significa que no se acumularon los fondos previos para ser otorgadas. Y por política del Estado, “lo que se genera, es que -a mi criterio- todas esas jubilaciones sin aporte deberían ser gastos del Estado y no gastos de la ANSeS. Ésta debería haber sido para quienes aportamos, y no para quienes no aportaron y ahora se jubilan. Tendría que ser un gasto del Estado, y el resto, fondos de la ANSeS. Bajo esas condiciones llegamos a la situación actual, donde la ANSeS sigue otorgando jubilaciones sin aportes, y la financiación no se encuentra”.
“Los fondos que proveen al ANSeS son el IVA, el impuesto a los combustibles, un impuesto vial, el impuesto débito-crédito, un conjunto de aportes extra previsionales que componen los fondos de la ANSeS. No obstante eso, es deficitaria. Quiere decir que en algún momento tiene que haber algún aporte del Estado a la ANSeS y eso es, en la situación actual, un déficit fiscal”, agregó.
Esa posibilidad “no tenemos nosotros, que disponemos de los fondos que administramos. No hay ninguna otra posibilidad de obtener recursos extras. En el futuro, puede ser que se consiga, mediante un concepto que se llama comunidad vinculada, que contempla los fondos que se generan a través del trabajo profesional.
Lo mismo se hace con la obra social, que se está tratando de avanzar para generar algún convenio con una obra social. Son proyectos sobre los cuales hay que ir avanzando y mejorando”, aseveró.
¿En qué invierte la Caja?
De acuerdo a lo expresado por Varela, la Caja tiene un reglamento de inversión al que tiene que atenerse. Fue aprobado por asamblea, modificado y vuelto a aprobar, y es el mismo que se utiliza para hacer las inversiones, con las que se busca transparencia, siempre.
Confió que entre las inversiones que poseen, tienen un paquete de fondos en el exterior, y que las de Argentina están dadas en Fondos Comunes de Inversión, en acciones, en bonos del Tesoro Nacional, obligaciones negociables y, recientemente, en inmuebles de la ciudad de Posadas.
“No es una gran inversión, pero forma parte de la diversificación. Los fondos que están en el exterior fueron invertidos en bonos del gobierno de los Estados Unidos, en su mayoría. Lo que siempre se buscó fue preservar el ahorro”, acotó.
La CAPROCE funciona en dos oficinas, Bolívar 2344 y La Rioja 1841.