Un año sin poder ver a los misioneros Eliana Krawczyk y Jorge Isabelino Ortiz, cuyas familias siguen esperando noticias de su destino final.
En el caso de la obereña, su hermana Silvina, es parte de la nueva misión que retomó -a principios de septiembre- la búsqueda en aguas del Atlántico a bordo del Ocean Infinity, una empresa privada que intenta lo que hasta ahora resultó imposible.
Al cumplirse un año del último adiós que nadie sabía que iba a convertirse en tal, todavía esta fresco el dolor, profundo como las aguas del mar en el que se truncaron las vidas de quienes habían elegido el servicio a la Patria.
Durante meses, el Estado nacional fue incapaz de recuperar el submarino con los 44 argentinos que formaron parte de un viaje sin retorno.
Incapacidades que quedaron demostradas, especialmente, en la conducción de la Armada al momento de la tragedia como del Ministerio de Defensa nacional. Que provocaron mucha indignación en los familiares y amigos, como en millones de argentinos que siguieron el día a día de un trágico episodio nacional.
Con los meses, todo se convirtió en desesperanza y, con ella, en más y más dolor.
Los llamaron héroes, pusieron el nombre de la nave como de los tripulantes en espacios públicos, pintaron murales, hubo discursos por toda la Argentina para destacarlos. Pero no se pudo conseguir un solo dato sobre su ubicación y los motivos por los cuales hoy no están con nosotros.
El 15 de noviembre, cuando se cumpla un año de declarado el naufragio del ARA, volverán los homenajes y los discursos. Pero seguirá el dolor, que no se resigna, en los seres queridos de los 44 desaparecidos en esa misión oficial que empezó un 25 de octubre.