El dueño del supermercado contó a la Policía que una mujer que ingresó a su local era la misma que le robó en otra ocasión, por lo que ordenó a sus empleados que cierren el lugar para retenerla y llamar a las autoridades. Fue el principio de una seguidilla de actos violentos que terminó con tres detenidos y varios heridos.
La “tarde de furia”, que dejó tres uniformados lesionados de distinta consideración, comenzó a las 13.30 de hoy.
Personal de la comisaría Cuarta se dirigió a las calles Catamarca y General Paz, dando cuenta que el propietario de un comercio tendría a una persona demorada, quien aparentemente habría intentado sustraer elementos.
Los efectivos se entrevistaron con el dueño, un hombre de 30 años, quien alegó que momentos antes, mientras atendía al público y a través de las cámaras de circuito cerrado reconoció a la mujer, por lo que ordenó a sus empleados que cerraran el local para evitar que escapara.
La mujer de 58 años fue detenida, y empleados del lugar señalaron a otro individuo como el presunto cómplice, pero de un robo similar en otro comercio.
Los efectivos detuvieron y esposaron al sindicado como ladrón y entonces se produjo un irracional hecho. Empleados del comercio lo comenzaron a agredir físicamente, con golpes de patadas y puños.
Los policías intentaron apaciguar la situación y resguardar la integridad física del demorado, pero allí los agredidos fueron tres efectivos.
A la escena llegaron refuerzos y uno de los empleados, de 26 años, terminó detenido, a disposición del Juzgado de Instrucción 7, a cargo de Carlos Giménez.