Los vecinos de Puerto Paraíso, ubicado a treinta kilómetros de esta localidad y a una distancia similar de los saltos del Moconá, no tienen suministro de agua potable por red y los caminos se encuentran en tan malas condiciones que muchos no pueden salir de las chacras para vender sus productos. Pero en el mismo paraje el Gobierno misionero invirtió más de veinte millones de pesos para compactar y acondicionar un tramo de tierra de 1.200 metros de largo por 30 de ancho para una “aeropista” que posibilite la llegada de turistas en vuelos privados para conocer la llamativa falla geológica que forma los cuatro kilómetros de caída de agua.Pero desde que se inauguró, en diciembre de 2014, la pista no volvió a ser utilizada, salvo en contadísimas excepciones. “Si bajó un vuelo en todo este tiempo es mucho, no viene nadie, nunca” aseguran los vecinos. Hoy el lugar está lleno de malezas y prácticamente abandonado: “Hay una casilla con un policía que duerme adentro y nada más” refirió otro de los afectados por la obra que vivía en los terrenos que ahora ocupa la abandonada aeropista, y que fue desplazado del predio para posibilitar la realización de la millonaria inversión. Como su familia, otras treinta fueron “relocalizadas” en un barrio que construyó el Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional (Iprodha) especialmente para liberar los terrenos donde el exgobernador Maurice Closs soñaba con construir la pista. En el barrio de mampostería, donde viven hacinados y donde ya no plantan porque no es posible hacerlo en los pequeños patios, la perforación de agua no funciona.Millones en el aireRecuerdan los vecinos que fue una jornada soleada y calurosa la del 20 de diciembre de 2014. La colonia estaba revolucionada. Después de dos años de obras a cargo de la empresa Hormicon, ganadora de la licitación Nº 3576/12 por 9.880.348,48 (nueve millones ochocientos ochenta mil pesos) habían llegado a la picada la caravana de autos polarizados y los aviones de pequeño porte alquilados por el Gobierno de la provincia para brindar un increíble show. “Uno se podía subir a los aviones gratis para ver todo desde arriba”, rememoran los pobladores del empobrecido Puerto Paraíso. Cuando llegó el mediodía, la caravana que trasladaba al entonces intendente de El Soberbio “Jair”?Pereyra, al ministro de Turismo de la Nación, Enrique Meyer; al de la Provincia, Sergio Dobrusin; al de Gobierno Jorge Franco y a una caterva de diputados nacionales, provinciales y otros funcionarios del gabinete, abandonó la colonia. Todo volvió a la “normalidad” hasta abril el año pasado, cuando la Dirección Provincial de Vialidad licitó la segunda parte de la millonaria obra para la inactiva pista. En este último caso llamó a los interesados en “la provisión, equipamiento y mano de obra necesarios para suministrar energía eléctrica en nivel de tensión de 13,2 KV al aeródromo de Puerto Paraíso”. La primera oferente, Borcom SA, propuso hacer la obra por 11.716.273 pesos. La otra empresa, Hormicon SRL, dijo que podía hacerlo por 10.913.627 pesos. Si se suman ambos montos -el de la primera y el de la segunda licitación- el dinero invertido supera los 20 millones, sin contar con las actualizaciones por inflación y lo que costó el barrio de viviendas para los “expulsados” de la pista. Prioridades, un problema de ClossLa “aeropista” que permanece inactiva y sobre la que avanzan las malezas en el paraje Puerto Paraíso de El Soberbio se ubica sobre un predio que tiene su propia historia. Tras largos años de conflicto, en 2010 la Provincia expropió once mil hectáreas de la firma Premidia y pagó cuatro millones de pesos para regularizar la tenencia de las tierras que ocupaban unas 800 familias, incluidas las que luego fueron “relocalizadas” en el barrio de viviendas para poder construir la pista de aterrizaje de aviones de poco porte. Entre 2010 y 2013, el gobierno de Closs invirtió 15 millones de pesos para comprar no sólo estas tierras de Premidia, sino también las 3.200 hectáreas de Panambí, las de Wanda, las de Compañía Eldorado y las de Ongay (en El Soberbio). Un total de 18 mil hectáreas ocupadas por familias pobres que necesitaban una solución a su problema de la tenencia de la tierra fueron adquiridas por este mecanismo, en el que se invirtieron quince millones contra los veinte que costaron los 1.200 metros de pista, que todavía pueden salirle mucho más caro al Gobierno si el actual primer mandatario, Hugo Passalacqua, le da continuidad al “sueño” de su antecesor. Es que, según advertía en 2014 el ahora diputado nacional Closs, el proyecto total contempla la pavimentación de la pista, es decir, unos cuantos millones más de inversión a futuro. Paralelamente todavía hay unas 150 mil hectáreas ocupadas en forma irregular por familias que necesitan y esperan una solución.
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