No hubo atenuantes para Juan Oscar Baungart (29). Ni siquiera sirvió la estrategia de sus defensores de intentar con un tecnicismo que Angélica Suárez y el acusado ya no tenían una relación estable ni permanente, y por lo tanto no le cabía el agravante por matar a una pareja.
Tampoco prosperó la intención de demostrar que mintió el remisero, cuando dijo que fueron hasta la casa, el acusado cargó una valija y lo llevó hacia un trillo que daba a un arroyo.
Era demasiada la carga probatoria que había para demostrar que él mató a Angélica Suárez (21), después puso su cuerpo en la maleta y pensó salirse con la suya al arrojarla al agua para desaparecerla. Para la fiscal fue él y nadie más. Los magistrados estuvieron de acuerdo y lo condenaron a prisión perpetua.
La tercera y última audiencia por el femicidio ocurrido en El Soberbio el 13 de junio de 2016 comenzó minutos antes de las 9 en el Tribunal Penal 1 de Oberá. La fiscal Estela Salguero inició los alegatos con las siguientes palabras: “Todos saben que Baungart la mató y la escondió en una valija”. Trajo a colación los informes de la autopsia, que indicaron que la muerte de Angélica fue violenta, sufrió un estrangulamiento por lazo, con la chalina que tenía puesta ese día. La adolescente que la vio por última vez aquel mediodía, había confirmado que ella tenía las mismas prendas con las que la encontraron el 6 de julio.
Para la fiscal quedó confirmada además la hora aproximada de muerte, justamente en base al testimonio de Baungart, quien había dicho que ese día almorzaron juntos. La autopsia había revelado que en su sistema digestivo tenía alimentos prácticamente sin procesar. La mató después que comieron.
Sostuvo además que pergeñó una estrategia después de matarla. Baungart había dicho que durmió la siesta, llevó a su nena a la casa de su mamá y se fue a trabajar. Pidió el remís, pero previamente había metido a Angélica dentro de la valija mientras su cuerpo aún estaba maleable, es decir momentos después de matarla.
Le dijo al chofer que lo llevara hasta una carpintería. Bajó del remís y llevó la valija por un trillo, donde finalmente la arrojó al arroyo El Soberbio. Al otro día denunció que ella había hecho abandono de hogar.
La representante del Ministerio Público Fiscal señaló que el informe pericial de la SAIC (Secretaría de Apoyo para Investigaciones Complejas) era revelador. La joven daba un uso intensivo a su aparato celular y esta actividad se redujo abruptamente desde el mediodía del 13 de junio.
Explicó que el hecho se dio en un contexto de violencia de género previa, hecho que quedó demostrado porque la Justicia ordenó la exclusión del hogar de Baungart y que la vivienda fuera ocupada por Angélica y su nena.
Finalmente, destacó que fue investigado el boxeador, quien era la persona con la que se veía Angélica pero su participación quedó descartada por lo cual el único responsable era Juan Carlos Baungart. Por todo ello pidió la pena de prisión perpetua por “homicidio agravado por la relación de pareja” y por “desobediencia judicial”, dado que desoyó la orden de restricción que tenía en su contra.
A su turno, la defensa del acusado, a cargo de los doctores Ricardo De La Cruz Rodríguez y Manuel Augusto Rondon, cuestionaron que la acusación de la fiscalía era abstracta e imprecisa respecto al “homicidio agravado”, y pusieron el eje en que no se podía aplicar el artículo 80 del Código Penal, porque Oscar y Angélica ya no eran pareja al momento del crimen.
Negaron que Baungart fuera el autor del crimen y más allá de (como dijeron), la firme argumentación que dio la contraparte, cuestionaron “la imaginación” de la fiscal, porque entendieron que ante un hecho concreto, que fue la muerte de la joven, sin más, ella concluyó que fue Oscar quien la había matado, buscando cerrar el círculo.
Otro de los ejes fue sostener que el remisero que trasladó a Baungart mintió. No negaron que el viaje desde el supermercado hasta la casa del acusado haya existido, pero para ellos “todo terminó ahí”.
Contrastaron la hora que pidió el servicio, las 18.29, y la hora en la que su cuñado de 14 años que vivía con ellos lo vio sentado con su nena en la casa mirando televisión.
En ese lapso hubo media hora y contradecían que no era posible que realizara ese supuesto viaje con la valija, y pudiera regresar a las 19 horas cuando lo vio el adolescente.
Cuestionaron también a la SAIC, porque si efectivamente hubo una valija en el baúl, nunca realizaron la pericia para comprobar que realmente estuvo depositada ahí, además de mencionar que el peso de más de 60 kilos de un cuerpo en la parte trasera del automóvil debería haber motivado alguna sospecha del chofer, hecho que nunca fue declarado por el trabajador del volante.
Criticaron también que no tomaron muestras de ADN de la chalina con la que supuestamente ahorcó a Angélica, dado que si fue Baungart, debía haber rastros genéticos de él en esa prenda.
Objetaron que desestimaron la línea investigativa sobre el boxeador (expareja de Angélica) y cayeron con todo sobre Oscar por la presión social de enseguida hallar un responsable.
Pidieron que investiguen por falso testimonio a los testigos pertenecientes a la familia del acusado y principalmente la absolución del defendido por homicidio agravado. Más allá de ello solicitaron que si el Tribunal lo hallaba culpable, le cargaran únicamente la figura de “homicidio”, la cual estipula una pena de 8 a 25 años.
Tras retirarse a analizar la sentencia, María Lilia Avendaño, Francisco Aguirre y José Pablo Rivero resolvieron condenar a Juan Baungart por el “homicidio agravado por haberse cometido contra la persona con la que tenía relación de pareja” y “por desobediencia judicial”.