PUERTO ESPERANZA. Aunque el espeluznante crimen de la estudiante Liani Itatí Piñeiro sigue siendo un misterio sin dilucidar -al menos anoche lo era-, los investigadores no abandonan el optimismo e insisten con que el caso puede resolverse en cualquier momento. “Quizás falta esa cuota de fortuna necesaria en todo hecho”, indicó anoche uno de ellos a PRIMERA EDICIÓN.La misma fuente explicó que hoy puede ser una jornada de definiciones, aunque optó por no dar mayores precisiones al respecto.En simultáneo se conocen más detalles del espeluznante episodio que conmovió a toda la provincia.Ayer se supo el motivo por el que prácticamente no se tenían datos del posible asesino, que al parecer paseó a la víctima en motocicleta por distintos puntos del pueblo.Aparentemente el hombre llevaba una capucha y una gorra encima, razón por la que dos testigos no pudieron aportar datos relevantes respecto de su fisonomía.Los detectives consideran verosímil la teoría de que Liani anduvo en moto con el presunto asesino, aunque no la dan por verdad.En el escenario del crimen, por ejemplo, se hallaron dos grandes manchas de sangre (ver recuadro Dos puntos…). Una a quince y la otra a cuarenta metros de la calle en que comienza el trillo donde apareció el cuerpo de la estudiante de 18 años.Esta información pone en duda que el agresor se movilizara en motocicleta. “Si es cierto que pasearon juntos, es poco probable que deje la moto tan lejos del lugar donde encontraron el cadáver. Tendría que haber atacado dos veces a la víctima y luego regresar por la motocicleta. Es extraño, pero no imposible, sobre todo porque no está descartado que los asesinos fueran dos o más”, indicó un hombre estrechamente ligado al rumbo de la pesquisa.Otra arista que pinta a cuerpo entero lo macabro del crimen es que la muchacha presentaba al menos tres golpes terribles que le desfiguraron el rostro. Ahora se supo que fueron hechos con una roca del lugar, secuestrada luego por los peritos de la Policía Científica.Para los detectives, esta arista descarta de plano la hipótesis de un asesinato premeditado, como se habló horas atrás respecto de un supuesto ajuste de cuentas.Según la autopsia, Liani tenía alrededor de veinte puntazos, desde los hombros y hacia arriba.En la visión de los pesquisas, el agresor se montó encima de la joven y atacó con furia, por eso no poseía heridas o hematomas en el pecho, en el tronco ni en los miembros inferiores.Una reconstrucción preliminar pudo establecer, en forma hipotética, que la estudiante habría sido primero golpeada con la roca y medio obnubilada, atacada sexualmente.En esas circunstancias habría reaccionado y opuesto una tenaz resistencia, que terminó de manera atroz.Para los sabuesos, el criminal habría utilizado una navaja multiuso, tipo cortapluma suizo, para acabar con la vida de la joven estudiante.Según las conclusiones forenses, presentaba veinte puntazos en la zona del cuello, el rostro y las orejas.Pero sin duda, el que la mató fue el que se produjo a la altura de la yugular, que literalmente la degolló.“No fueron cortes lineales, precisos ni parejos. El arma no era filosa. Más bien fueron cometidos por tracción, por fuerza bruta, más que por filo”, indicó el detective. Dos puntos de ataquePese al intenso trabajo policíaco judicial, el aberrante homicidio de Liani Itatí Piñeiro sigue siendo un misterio inexpugnable para los investigadores.Paulatinamente se conocen más detalles escabrosos de cómo ocurrió el hecho, que a la postre podrían desenmascarar al homicida.Ayer se supo que hubo dos puntos de ataque, tomando como referencia la calle terrada de la que se desprendía el trillo donde encontraron el cadáver.Una primera mancha de sangre apareció a unos quince metros de aquella. La otra, a cuarenta, precisamente donde estaba el cuerpo.Esto hace suponer que el asesino cargó a la estudiante tierra adentro, probablemente para que no escucharan sus gritos o no lo vieran, aunque creen que la oscuridad era total.





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