OBERÁ. En los últimos días salieron a la luz aberrantes casos de violencia en el seno familiar en la provincia de Misiones. Esta ciudad y la Zona Centro no constituyen la excepción, como lo reflejó en varias oportunidades este diario, hay porcentajes elevados: se mantienen entre el 70 y 80% del total de las causas en el Juzgado de Familia.En la última semana se conocieron números que marcan un incremento en los casos, pero también desde la Justicia reconocen que cada vez son más las víctimas que se animan a denunciar y pedir ayuda.El juez de Familia de esta ciudad, José Gabriel Moreira, fue quien corroboró que “es permanente el crecimiento de las denuncias por violencia, cada vez hay más”. Al tiempo que reconoció que “esto no cambiará porque la situación económica y otras dan lugar a que sigan habiendo casos que no van a disminuir”.Moreira contó que “la gente se anima cada vez más a hacer la denuncia, a decir lo que le pasa, es más explícita”, indicó y dijo no creer que “las situaciones de violencia sean diferentes a las de hace algunos años, lo que sí se nota es que la gente se anima a denunciar más porque quizá está encontrando respuestas en los diferentes ámbitos”.“Hay hechos que no son recientes, sino que en algunos casos hace cinco o veinte años que vienen sufriendo y la víctima recién ahora denuncia, el violento avanza y genera más violencia, hasta puede terminar matando, tenemos casos gravísimos”, comentó.Recientemente PRIMERA EDICIÓN dio a conocer el caso de un niño de seis años que habría sido golpeado por su tío en el paraje La Línea de Panambí y que mediante la denuncia de la directora de la escuela donde asiste llegó a la Justicia. Al respecto Moreira dijo: “Tuvimos muchas intervenciones de docentes y directores de escuela que nos ponen al tanto de casos de chicos golpeados y lastimados. El maestro está y ve, pasa mucho tiempo con el menor para detectar cambios en el comportamiento del chico, y si se dan cuenta deben denunciar y nosotros inmediatamente actuamos para proteger al menor”.Violencia de género en primera personaLa violencia de género escribe otro de sus dolorosos capítulos en el barrio San Miguel de esta ciudad donde una mujer y sus tres hijos menores viven un calvario.“Hace seis años que vivimos esta situación de agresiones continuas, me separé por el Juzgado de Menores. Él viene y hace lo que quiere cuando quiere, me duele por mis hijos, no me importa lo que me pueda pasar a mí, pero mis hijos están en primer lugar”, relató en los últimos días con desesperación una mujer que vive en este barrio.“Me duele mucho porque cuando llamo a la Policía, no se hacen presentes para ver lo que pasa. Vienen a la hora o me mandan a que vuelva a hacer la denuncia, que ya realicé varias veces”, contó. “Él (por su ex marido) no puede acercarse a mis hijos ni a mí, pero cuando toma viene y hace desastre. El domingo pasado vino y me pegó en la calle donde todos estaban mirando, en Semana Santa golpeó a mi hijo mayor, le cortó y tuve que llevarlo al hospital, igual viene y hace lo que quiere siempre. Hace nueve meses que estamos separados, él decía que iba a cambiar pero nunca cambia, toma y hace lo mismo otra vez. Es muy violento”, narró.La mujer pidió que “se cumpla la orden de restricción, el juez me dijo que llame a la Policía, yo llamo pero ellos no vienen. Que tomen medida porque así no se puede vivir más. Llevé a mis hijos a dos citas con el psicólogo en el centro de la ciudad y no les llevé más. La nena más grande está muy traumada, no sabe leer, no sabe nada, cuando viene su papá agresivo ella se pone mal”, contó. En su testimonio la mujer manifestó que “me animé a denunciar porque me cansé del maltrato y las agresiones, cuando le tocó a mis hijos fue lo peor y sé que muchas veces sufren las cosas que sufro yo”, expresó.Por su parte el juez Moreira indicó que “lo ideal sería que la persona que tiene una restricción de acercamiento, viola esta medida, sea informada a la Policía para luego hacer una denuncia penal, y se lo podría retirar del domicilio acompañado por la fuerza de seguridad”, dijo y recordó que “la desobediencia judicial es un delito”.




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