OBERÁ (Corresponsalía). Orlando Briz (25), el único imputado por el doble homicidio de la chipera Élida Aranda (63) y su hija la docente Valentina Orué (42), con algunas imprecisiones y dudas en su relato se declaró inocente y manifestó que en la Policía lo obligaron a que se autoincriminara como responsable del hecho que conmocionó a la Zona Centro.Fue en la primera jornada del juicio oral y público que comenzó ayer en el Tribunal Penal 1 de esta ciudad para determinar qué fue lo que ocurrió en la madrugada del 3 de julio del 2009 en la calle Pilcomayo y Moreno, donde vivían las víctimas que fueron ultimadas a golpes y puñaladas.En la víspera declararon cinco testigos. El debate se inició pasadas las 8.30 y se prolongó hasta minutos después de las 14, cuando se pasó a un cuarto intermedio para el 31 de mayo venidero, donde se realizará la segunda jornada y se recepcionará testimonio a unas siete personas más. En total son 23 testigos. El tribunal está presidido por la magistrada Lilian Avendaño, secundada por los camaristas Francisco Aguirre y Pablo Rivero. El Ministerio público fiscal es ejercido por Estela Maris Salguero. La defensa de Orlando Briz está a cargo del abogado Luciano Luna. En tanto que la acción civil es llevada adelante por los letrados Andrés Moreyra y Alejandro Sena. Esta primera de las tres jornadas previstas en el juicio, de uno de los casos que conmocionó a la Zona Centro, tuvo un marco importante de asistentes, ya que se realizó a sala llena. Entre otras personas se encontraban estudiantes y colegas de Valentina Orué, quien se desempeñaba como docente en la Escuela 184 del barrio San Miguel.En la instrucción de la causa fue imputado como autor del hecho Orlando Briz. El joven se desempeñaba como ayudante de Élida Aranda en la fabricación de chipas, que luego la mujer las vendía frente al Banco Macro de esta ciudad.Según la investigación ese día el imputado preparó la masa, encendió el horno y luego ingresó a la habitación de Valentina a quien propinó primero golpes con un ladrillo y luego cortes, al igual que a su madre, con un cuchillo que había tomado de la misma vivienda de las víctimas. Luego para desincriminarse se lavó y cambió la ropa y se deshizo de las mismas y llevó el cuchillo hasta un malezal ubicado por la calle Belgrano donde lo ocultó, regresó y llamó a la Policía.En la elevación a juicio consta que estaba nervioso y se quería ir del lugar cuando llegó la Policía, e incluso quiso involucrar a un tercero del que no dio mayores datos. Además tenía un corte lineal en una de sus manos y manchas de sangre de una de las víctimas en su calzoncillo. A lo que se suma la confesión que realizó en la celda, cuyos testigos declararon en la instrucción.DubitativoBriz se mostró dubitativo a la hora de precisar y explicar algunas circunstancias en la escena del crimen como por ejemplo como llega una mancha de sangre que tenía en su calzoncillo y en la punta del delantal, por lo que serán importantes las jornadas venideras donde se escucharán a más testigos.El imputado también manifestó en su declaración ante el tribunal que sus familiares habían recibido amenazas durante la investigación de la causa. En tanto María Noelia Morinigo su ex novia, en el testimonio brindado ayer, dijo desconocer estas amenazas.Cuestiones preliminaresLos abogados de Marcelo Orué, actor civil, pidieron que se libre oficio a la empresa Telecom para que informe sobre el registro de llamadas de los teléfonos de Valentina y Orlando Briz, a lo que hizo lugar el tribunal después de analizarlo en un cuarto intermedio.De la misma manera se hizo lugar a una reconstrucción del hecho si oportunamente en el transcurso del debate se lo considera necesario. Esto apunta a un cambio de calificación legal que pedirán oportunamente a doble homicidio calificado por alevosía, según pudo establecer este diario.





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