WASHINGTON, Diarios Digitales). El nuevo presidente francés, François Hollande, llegó ayer a la Casa Blanca con pocas alegrías. Le confirmó al presidente Barack Obama que retirará sus tropas de Afganistán a finales de este año y ambos comentaron la posible salida de Grecia del euro. Al menos, coincidieron en que la UE debe preocuparse más por rebajar el paro y crear empresas.“Debemos enviar una señal fuerte a Grecia para decir que su lugar está dentro de la zona euro”, dijo Hollande, que aseguró que el presidente de Estados Unidos, sentado a su lado, comparte su opinión. Obama y él hablaron de cómo intentar resolver la crisis con más dinero público después de dos años y medio de ajustes presupuestarios fallidos y reformas a medias. Y en este caso el inquilino de la Casa Blanca indicó que sus ideas encajan más con las de Hollande que con las de la canciller Angela Merkel.Pero tras una hora de reunión, Obama no consiguió sacar más compromisos de Francia para Afganistán. Hollande tiene intención de cumplir su promesa electoral de retirar las tropas a finales de 2012, dos años antes de lo previsto, y sólo aseguró que ayudará “de otra manera”, se supone que con dinero y formación de militares de afganos. Los detalles se discutirán en Chicago el domingo y el lunes, en la reunión de jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN.Reunión del G-8En su refugio rural de Camp David (Maryland), Obama recibe este viernes a los ocho líderes de los países más industrializados del mundo, entre ellos Alemania, Francia, Reino Unido e Italia, en la primera reunión internacional desde las elecciones en Grecia, la toma de posesión de Hollande y la nacionalización de Bankia.La reunión del G8 es también el primer encuentro entre jefes de Estado y de Gobierno mientras en Bruselas se habla explícitamente de cómo sacar a los griegos de la zona euro. La principal preocupaciónEl primer gran obstáculo se llama Grecia. Mientras los líderes de las mayores economías del mundo se reúnen en Camp David, la residencia presidencial a 100 kilómetros de Washington, los griegos sacan el dinero de los bancos ante el peligro inminente de que su país se declare en suspensión de pagos y vuelva a imprimir su moneda. Obama y Hollande se encontrarán con el otro poder decisivo en este asunto: Merkel. La canciller alemana llega a esta cita algo debilitada por recientes traspiés electorales y, aparentemente, más predispuesta que en citas anteriores a escuchar nuevas fórmulas para Europa.





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