Con la aprobación de la Ley de Identidad de género, por unanimidad, con sólo una abstención, y de la Ley de Muerte digna, también en votación unánime, el Senado de la Nación mostró en los últimos días un consenso que superó las barreras partidarias, tal como había ocurrido con la expropiación de la mayoría accionaria de Repsol-YPF.En un Congreso que venía siendo, en períodos anteriores, el escenario de los más enconados enfrentamientos político-partidarios, es significativo este veranillo de razonabilidad sobre temas de indudable trascendencia, aún cuando la holgada mayoría oficialista no represente la relación de fuerzas ideal en democracia.La sanción de la Ley de Muerte Digna, que permite a los familiares interrumpir los tratamientos en casos de enfermos incurables, estuvo acompañada de momentos de emocionalidad poco habituales en el Senado, en los que hubo referencias reiteradas al extendido problema humano subyacente a la temática abordada. Sin embargo, esta legislación aprobada con un respaldo unánime, como también la ley de Identidad de género, que permite a las personas trans el cambio de sexo sin intervención judicial – y que los especialistas consideran una norma revolucionaria y sin antecedentes similares en la normativa internacional- remite a posturas divergentes y preconceptos culturales arraigados, aún vigentes en la sociedad.Como ya ocurrió con la ley de matrimonio igualitario, o con la ley de divorcio durante el gobierno de Alfonsín, la historia posterior a la sanción legislativa demostrará seguramente, también en estos casos, que los fantasmas que se agitaron antes de la sanción no eran tales.Estas iniciativas con base polémica, por otra parte, se legitiman al incorporar a la legislación positiva problemáticas extendidas en el cuerpo social, pero negadas en lo institucional, con lo cual se aporta a un saludable sinceramiento que apunta a un cambio cultural. No obstante, no todo fue idilio esta semana en el escenario político, especialmente en el flanco oficialista, donde hubo fuertes advertencias de la presidenta, Cristina Kirchner, a los sindicalistas, reclamándoles responsabilidad en las demandas salariales, que no cayeron bien entre los confederados. La intención del gobierno de influir en la designación del nuevo titular de la CGT, desplazando al camionero Hugo Moyano, el socio histórico del kirchnerismo, da lugar a constantes chisporroteos verbales en la superficie, y a negociaciones por debajo, que continuarán seguramente hasta la fecha eleccionaria, el próximo mes de julio.Operación desgasteMientras tanto, las tensiones se concentran en el aparato político del PJ y en el propio gobierno, que en los últimos días “blanqueó” definitivamente el enfrentamiento entre el gobernador Daniel Scioli y la Casa Rosada, expresado en acusaciones cruzadas entre Scioli y su vice, Gabriel Mariotto, un hombre del riñón del ala “cristinista” del kircherismo.La creación desde el sciolismo de una agrupación denominada “La Juan Domingo”, en disputa semántica y política con la poderosa “La Cámpora”, que acumula cada vez más poder en el universo K, encendió los ánimos en territorio bonaerense, al punto de que Scioli tuvo que salir -simultáneamente- a afirmar públicamente sus aspiraciones a la presidencia en 2015, pero aclarando que no competiría con Cristina y apoyaría una eventual reforma constitucional que le permitiera a la actual Jefa de Estado un nuevo mandato.Aunque desde el sciolismo ya lo comparan con Cobos, la estrategia de Mariotto sería sólo de “ablande” de quien se perfila como un posible contendiente en la interna del PJ, de aquí a 2015.La caja de PandoraPreviendo una polarización -nada extraña en el peronismo- la Presidenta ya convocó a una reunión del Consejo nacional del PJ para el próximo viernes 18 de mayo en Chaco.Aunque la mandataria no estará presente, se estima que desbancaría a Scioli de la actual presidencia simbólica que ocupa, y asumiría ella sólo para después pedir licencia y volver a mantener al partido en el profundo sueño en que se mantiene desde la última reunión, en vísperas de las elecciones.Para llegar a este impasse, ya se suspendieron las internas en los distritos provinciales, como Misiones y la Provincia de Buenos Aires, donde, por diferentes razones, el kirchnerismo no tiene intención de salir a confrontar abiertamente por la conducción partidaria, ya que abrir el juego en el principal distrito electoral del país “puede abrir una caja de Pandora de consecuencias impredecibles”, dijo una fuente justicialista. Aseguró que el kircherismo ya decidió que no habrá elecciones internas para las candidaturas en 2015 y sostuvo que ya hay negociaciones con vistas a una eventual reforma constitucional que permita la reelección presidencial, una posibilidad que parece remota, pero que no se descarta en los círculos más cercanos a la presidenta -envalentonados por la última demostración de fuerza en el estadio de Vélez Sárfield- siempre que se cuente con un contexto económico que responda. Los nubarrones provenientes de lado de la economía, por la continuidad de la inflación que fue del 0.8% el último mes, el impacto de la crisis internacional y las tensiones cambiarias generadas por las reacciones ante la expropiación de YPF, o los efectos de las políticas de control de importaciones de Guillermo Moreno, entre otros factores, no llegan a conformar la masa crítica que se necesitaría – hoy por hoy- para dar vuelta la imagen presidencial.La oposición, en este marco, todavía no encuentra la brújula, y sigue sin una línea clara, como lo destacó el ex ministro Domingo Cavallo; quien observó que no descarta una vuelta a la política, para llenar el vacío en el área anti K. En la provincia, en tanto, la suspensión de las elecciones en el PJ favoreció a Luis Viana, que se mantiene al frente del menguado aparato pejotista local, y que no soportaría un chequeo de sus gravitación interna, según los conocedores del ambiente interno partidario. Estos opinan que la depuración de padrones de la que habla Viana no es nada más que una pose, ya que tanto él como el senador Juan Manuel Irrazábal, saben – y cuentan con ello- que no hay un verdadero pronóstico eleccionario en el horizonte.En este escenario, la imposición de un tribunal de disciplina al dirigente Diego Sartori, por haberse coronado intendente de Alem por el Frente Renovador, no fue más que una forma de a
partarlo del cargo de miembro del Consejo Nacional, en el que fue nombrada la diputada nacional Julia Perié, una cristinista de paladar negro.Un sector de la dirigencia con poder territorial, como los intendentes Juan Carlos Ríos y Mario Lindemann, por su parte, se salió de la escena partidaria, y anuncia la formación de una fuerza política provincial, como expresión de descontento. El objetivo detrás de la conformación de esta nueva agrupación, se comenta, sería en realidad presentar batalla en las elecciones legislativas de 2013, en las que aspirarían a llenar un cargo de diputado nacional -probablemente el candidato sería Lindemann- y uno o dos legisladores provinciales, como mínimo.En el Gobierno provincial, a su vez, las tensiones internas continúan, aunque por ahora con perfil bajo, debido a que es prematuro hablar de candidaturas o posicionamientos electorales. Esto no obsta para que se midan algunos hechos, como la impasividad que demostró el gobernador Closs ante los desbordes de violencia en Candelaria, en términos de debe y haber político-electoral.La tardía iniciación de una investigación no ocultó la débil respuesta del gobernador ante un inaceptable acto de violencia contra la prensa, que incluso se volvió a repetir esta semana, en una sesión de ánimos caldeados en la que – escandalosamente- se volvió a agredir a otro periodista, y se archivó un pedido de destitución del edil oficialista Jorge Peña, a pesar de que la agresión que protagonizó fue filmada y se vio en todo el país.En el debatido tema del precio de la yerba mate, finalmente, en estos días se asistió a una estabilización del precio en las góndolas, aunque todavía subsisten resquemores a futuro. La Nación formuló una implícita advertencia a la industria, con la multa de más de 70 mil pesos y la quita de beneficios impositivos a una importante empresa, líder en el mercado yerbatero.





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