POSADAS. El miedo gana terreno en Candelaria, donde quien cuestione u objete la gestión del renovador Carlos Flores y sus seguidores puede ser víctima de un esquema de agresiones. Al menos eso sostiene el periodista Daniel Luna. Se trata del director del multimedios más importante del municipio. Él fue a pedir que las sesiones del HCD se pudieran grabar para luego transmitir a la comunidad por TV y radio. A cambio, recibió una brutal agresión de parte del presidente del cuerpo Jorge Peña. Nadie, institucionalmente, pudo condenar hasta ahora su accionar, más allá del repudio generalizado de gran parte de los misioneros. Menos de la mayoría de los habitantes de Candelaria que no pueden expresarse por temor.A casi un mes de este hecho y una semana de la segunda agresión a otro periodista en la sede municipal -cuando quiso fotografiar a Peña-, la Justicia iniciará la ronda de testimoniales el lunes próximo.“Angustiante”Luna reveló a PRIMERA EDICIÓN la grave situación en la que se encuentra él, su familia y su equipo de trabajo. “En este momento, prácticamente no hay garantías, se vive con mucho miedo, la comunidad en general vive con mucho miedo, más ahora con todo lo que pasó, la demostración de poder por fuera de las instituciones y en mi caso con más razón. Estoy viviendo una situación muy angustiante, mi familia también. La gente que trabaja en los medios de comunicación, las amistades. Porque en cada rincón de Candelaria se habla de lo que me va a suceder. Como si fuera una certeza. Dicen que me van a hacer desaparecer… otras personas dicen que me van a incendiar la casa, el auto, que sería lo menos trágico. Pero en el consciente colectivo de la gente, es como que están seguros de que algo me va a pasar. Y yo también, a esta altura, ya creo que sí”.Agregó que “a pesar de las seguridades que me brindó el Estado (porque me aseguraron que no iba a pasar absolutamente nada más), esta gente multiplicó su apuesta con todo lo que pasó en la última sesión, queriendo demostrar al poder político, a la prensa como institución y a toda la comunidad que ellos son los fuertes, los que tienen el poder absoluto y que no se los puede doblegar ni a través de la Justicia ni a través de la política”.“Esto fue todo un proceso, que no viene de ahora. Vivimos un incendio, cuando tomé la decisión de involucrarme en política lo vivimos constantemente y cuando terminó la campaña hubo un hostigamiento permanente. Ahora es más angustiante. El más preocupado soy yo por ser el más consciente de lo que puede pasar y me siento responsable de mi familia, por todos los allegados y la gente que trabaja en mi medio. Hay que controlar a qué hora salen, elegir los lugares sin poder disfrutar de ir a un recital o a comer algo en un bar o restaurante. No podés salir por temor a un acto de violencia, que seguramente va a estar disfrazado de riña, asalto para acercarse a mí o a mis allegados”.Corporación delictivaAl ser consultado acerca de por quién se siente amenazado, si es por el Estado, un sector político o un gremio, Luna dijo estarlo “por una corporación delictiva, que está instalada en un gremio, en el Estado municipal. Hoy están identificados en el Estado municipal y es éste el que nos debería cuidar como ciudadanos, pero es el mismo Estado al que los ciudadanos de Candelaria le tenemos miedo. El único momento en que atravesamos algo igual fue en la dictadura, donde hacían desaparecer personas. Una de las amenazas sobre mí que circulan en Candelaria es que me van a hacer desaparecer. De esta manera no se puede vivir”, reveló Luna.Miedo que quita el sueñoLas noches ya no son las mismas para la familia de Luna. Una soportaron un incendio intencional. Y son pesadillas imborrables, agravadas por las últimas amenazas. “Hace poco tuve varios días en los que no dormía. Trato de desconectarme, de pensar que no está pasando esto, pero es difícil. Tengo que ocupar mi cabeza en estar con mi familia, en el trabajo…”, alcanzó a decir antes que la angustia interrumpiera la entrevista. Segundos después fue preguntado sobre la posibilidad de dejar Candelaria. “Sería la peor alternativa. Porque justamente soy una persona muy crítica con los gobiernos municipales. Tengo una mirada muy personal hacia lo social. Candelaria es una ciudad con extrema pobreza y por eso me sentí obligado a involucrarme personalmente porque creo que a través del Estado se hacen los cambios y quiero que se logre, no importa la persona sino un proyecto serio”. Agregó finalmente: “Tengo posibilidades de irme de Candelaria. Lo tenía antes y lo sigo teniendo. Podría irme a Posadas, Ituzaingó, pero yo elegí vivir en Candelaria y quiero vivir ahí. No puede ser que una corporación de delincuentes me tenga que hacer correr. El propio intendente de Candelaria dice por su radio que yo me voy a tener que ir de Candelaria. Me está echando porque soy una amenaza para él”.





Discussion about this post