PUERTO IGUAZÚ. Se trata de un robo más, uno de los tantos que sacuden a la población misionera a diario. Sin embargo, llama la atención un detalle en particular: los delincuentes pertenecería a una aldea aborigen, según informaron las propias autoridades.El episodio ocurrió en la noche del domingo en Puerto Iguazú y, al cierre de esta edición, efectivos de la Policía provincial buscaban a la peligrosa pareja, que amenazó al trabajador del volante con un cuchillo para despojarlo de unos pocos pesos.Tanto el hombre como la mujer pertenecería a la comunidad mbya guaraní que se asienta en la aldea Mbororé, a pocos kilómetros del centro de la ciudad turística y el hecho sorprende, ya que no es común que integrantes de una aldea de este tipo participen en ilícitos de esta envergadura.SospechososTodo sucedió alrededor de las 20.30 del domingo, cuando un remisero de 52 años que cumple funciones en la empresa FC del barrio Iprodha divisó a dos personas que se acercaban a su automóvil.Sin mayores explicaciones, el hombre y la mujer de claros rasgos aborígenes le pidieron al trabajador del volante que los lleva hacia la aldea Mbororé, ubicada en el acceso a Puerto Iguazú, a la altura del kilómetro 5. El chofer inició su marcha sin pensar jamás que sus pasajeros se transformarían en delincuentes en medio del viaje.Cuando el remís transitaba por la avenida Libertador y se acercaba a un arroyo de la zona, el pasajero tomó del cuello al conductor y lo amenazó con un cuchillo, exigiéndole que le entregara dinero en efectivo. Aunque no trascendieron mayores detalles, el delincuente le habría apoyado el arma blanca en la garganta al remisero.Entonces, sin posibilidades de resistirse, el trabajador del volante le entregó a la pareja 76 pesos. No obstante, los forajidos se alzaron también con el equipo de estéreo del automóvil. Después, se perdieron en la oscuridad de la noche.Como pudo, el remisero se recuperó del nerviosismo propio de una situación como la que vivió y se acercó a la comisaría seccional Tercera de Puerto Iguazú para radicar la denuncia.Al cierre de esta edición, efectivos de esa dependencia y de la Unidad Regional V buscaban intensamente a los delincuentes. El caso no dejaba de llamar la atención en Iguazú y la zona, donde aseguran con dolor que el hombre blanco finalmente logró corromper a los dueños de la tierra. La droga llegó a la aldeaAunque pocos se animan a hablar del tema, varias fuentes consultadas por este medio aseguraron con estupor que las drogas llegaron a las comunidades guaraníes y, lamentablemente, están haciendo estragos entre los más jóvenes.“Los usan como mulas para pasar la frontera. Es algo que, sinceramente, da mucha pena”, comentó a PRIMERA EDICIÓN un vecino de Iguazú que reside en un barrio cercano a la aldea Mbororé.Como quedó en claro en los últimos meses, las redes “narco” parecen haber desembarcado en las comunidades guaraníes y se aprovechan de sus integrantes para utilizarlos como “transporte” de estupefacientes hacia países limítrofes o dentro de la ciudad.“Nadie sospecha de ellos, por eso es que aprovechan para cargarlos con droga. Después, les pagan unos pocos pesos y listo”, aseguró el informante, quien reconoció también que en las aldeas ya se comenzó a consumir y que cada vez se ven más jóvenes de esas comunidades “que caminan como si fueran ‘muertos vivos’ por la calle”.Incluso, varios vecinos aseguran que en la zona existen algunas bocas de expendio en la que se venden estupefacientes y que, además, en esos lugares muchos delincuentes van a ‘reducir’ sus botines a cambio de “una piedrita o un ‘churro’”.“Por ejemplo, roban un electrodoméstico y van allá y lo cambian por drogas”, explicó una voz que prefirió mantenerse en el anonimato para no sufrir represalias.





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