LA PLATA, Buenos Aires (Medios digitales). Los vecinos de 146, entre 518 y 519, se debaten por estas horas entre la curiosidad, la conmoción y el asombro, tras enterarse de que el hombre que vivió en esa cuadra hasta hace poco más de un año está detenido por uno de los casos criminales más aberrantes de los últimos tiempos: el cuádruple homicidio de La Plata.Sin prestarse a las fotos ni a decir sus nombres, muchos acceden a hablar acerca de Javier “La Hiena” Quiroga, cuyo ADN no deja lugar a dudas: entre el 26 y el 27 de noviembre pasados estuvo en el departamento donde fueron asesinadas a golpes Bárbara Santos, Susana de Bártole, Micaela Galle y Marisol Pereyra.Coinciden en describirlo como un “buen muchacho, tranquilo y trabajador”, y les resulta increíble imaginarlo en esa escena, pero casi enseguida todos aclaran: “cuando toma o se droga es violento”.Su ex mujer, Alejandra, casi no se ha mostrado desde que estalló la noticia. Cuentan quienes conocen a la familia que los más afectados por todo esto son sus tres hijos, de 10, 13 y 16 años. Ella accedió a dar su testimonio el viernes, pero a través de la puerta, sin mostrarse.Dijo estar “sorprendida y mareada” por lo que cuentan los medios y aclaró “no creo ni descreo” de la responsabilidad que tuvo Javier en la masacre. “Me separé porque era un mal ejemplo para los chicos: bebía y se drogaba continuamente”, explicó.Los vecinos y fuentes policiales confirmaron que la vida en pareja no era fácil para esta mujer que desde hace varias semanas estaría recibiendo amenazas telefónicas. Cuenta la gente del barrio que “a él (por “La Hiena”) lo ha sacado de acá la Policía” y dan cuenta de episodios de “gritos y malos tratos”, aunque nadie se atreve a asegurar si esos estallidos incluyeron golpes.Alejandra explicó que Javier “bebía y se drogaba continuamente, desde hacía 10 años”, adicciones por las que estaba bajo tratamiento en el hogar Esperanza, de Tolosa. Los compañeros de allí lo describieron como “un tipo tranquilo y familiero”.El porqué de “La Hiena”Una de las preguntas que le formularon a Javier Quiroga en su primera declaración ante el fiscal Alvaro Garganta fue el origen de su apodo: “La Hiena”. Desmintiendo que tuviera alguna connotación violenta, explicó que “se lo pusieron unos pocos amigos del barrio a los que conoce desde chico, porque una vez se rapó y parecía a La Hiena Barrios”. En ese pequeño grupo estaría, entonces, quien llamó de manera anónima al 911 para sugerir que investigaran a un sujeto al que conocían como “Hiena”.Los vecinos del barrio no dan cuenta de esa historia. Y respaldan los dichos de Alejandra, quien describió a su ex como un ”tipo muy laburador que vivía de changas”.“Si vos necesitabas algo y te podía ayudar, te ayudaba”, comentó una vecina a condición de que no se mencionara su nombre. “Tiene problemas con la droga, como millones de personas”, agregó la mujer, lamentando que por esa adicción haya perdido “una familia y el trabajo en una empresa”. “Cuando nos dijeron que era Javier pensamos que era un error, hasta que vimos la foto en el diario y confirmamos que era él. Hasta nos ayudó a construir el local que tenemos adelante de la casa. No es mala persona… son la droga y el alcohol”, resumió la vecina, quien se cruzó con Javier el martes pasado (un día antes de su detención), porque “vino a hablar con la mujer para que le diera una oportunidad y ella lo echó”.El supuesto encuentroLos detectives que concretaron la captura de Javier Quiroga, y, tras su confesión, la de Osvaldo Martínez, trabajan para determinar si los dichos del primero con respecto al segundo son ciertos.Bajo las órdenes de su jefe Guillermo Aristiz, los judiciales escucharon el viernes los testimonios de varios vecinos y allegados a “La Hiena” para saber si alguno lo escuchó hablar de la masacre, de Martínez, o si los vieron juntos. Hasta el momento, y por lo que se conoce de manera oficial, no hay testigos de aquel encuentro del sábado 26 de noviembre (día del hecho) del que habló Quiroga en su confesión. “La Hiena” dijo que ese mediodía “Alito” Martíntez fue a buscarlo a su casa y que fueron a tomar cerveza a un almacén ubicado a la vuelta, donde le regaló “una rodaja de cocaína” y le pidió que esa noche fuera al departamento de Susana de Bártole para ver un problema “en el cielorraso”.En su testimonial, la ex de Quiroga aclaró no haber escuchado nunca el nombre de Osvaldo Martínez, ni haberlo visto, dijeron fuentes policiales.





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