Posadas. “El tema está tranquilo”, coinciden algunos de los vecinos consultados del barrio A-4 en relación con los días de furia que se vivieron a fines de febrero, cuando el enfrentamiento entre dos grupos incluso terminó con la vida de un chico de trece años. Los colectivos del transporte urbano ayer a media mañana circulaban sin inconvenientes por la calle de acceso al barrio, arteria que la última semana de febrero estuvo intransitable por la cantidad de piedras y palos, producto de las peleas de las bandas identificadas como: los de Loma (reubicados de Loma Poí) y los de A-4. Ahora la calle está “limpia”, sin embargo, hay vecinos que sostienen que la inseguridad se mantiene, aunque bajó el nivel de enfrentamiento, “la pica siempre está”. El desarraigo, la desocupación y las adicciones creen que llevaron a que muchos jóvenes, y no tantos, terminaran involucrados en las “bandas” que mantienen preocupado al barrio y a representantes de distintas organizaciones e instituciones que buscan lograr alguna solución o que el problema no siga creciendo (Ver Para atacar …). Cacho López, encargado del comedor Los Angelitos, señala que “está más tranquilo el barrio”, aunque también coincide en que hay chicos que se siguen juntando en las esquinas y por “ahí hay algunas corridas, pero se llama a la Policía y enseguida vienen”. El patio de la casa donde funciona el comedor todavía tiene muchas piedras, las que el responsable del lugar en los últimos días se ocupó de sacar del techo, las que quedaron después de las peleas que fueron “minimizadas” con la intervención de la Gendarmería Nacional.La casa 17 de la manzana 211 sigue deshabitada, desde que la construcción fuera incendiada en medio de la batalla campal entre las bandas. La familia Cantero, con ocho hijos, decidió mudarse del barrio y sólo quedaron las paredes negras y sigue pintado el número de celular para quien quiera comprarla. En el barrio dicen que ya fue vendida, pero hasta el momento nadie ocupa la casa. Un joven que reside en la manzana 236 contó que comenzaron a realizarse partidos de fútbol en una cancha ubicada frente a la planta de tratamiento de líquidos cloacales. “La bronca siempre está, pero al menos no se agarran, el problema acá es por la merca y porque se disputan la plaza del barrio”, sintetizó. Los vecinos que se animan a dar sus testimonios prefieren no identificarse por temor a represalias, las que saben que pueden llegar y que pueden ser muy “duras” por contar la realidad del barrio a los medios y a gente de afuera. Mientras terminaba de limpiar su patio, Mabel, señaló que para ella sigue todo igual, la inseguridad está igual, “hace dos días le robaron la cartera a una vecina apenas bajó del colectivo cuando oscureció y falta más iluminación en la plaza”.La mujer tiene tres hijos de entre nueve y quince años, a los más chicos no los deja salir solos, ni para ir a las clases de catequesis en el barrio. “Es un peligro, dicen que hay más recorridas, pero para mí sigue todo igual”, insistió preocupada. En un sector del barrio los colectivos ingresan sólo hasta las 20, pues los mismos vecinos cuentan que hay chicos que no llegan a los diez años que rompen los vidrios tirando piedras con onda. Para atacar el problema de raízEl licenciado José Silclir es rector del Itec 1 y coordinador de la mesa interactoral del barrio La Nueva Esperanza o A-4, desde 2003 trabaja en el barrio y está convencido que únicamente con compromiso social y trabajando de manera organizada se puede atacar la “raíz de la problemática de la violencia”. “Siempre hablamos con una metáfora de la fiebre, intentamos bajar la fiebre que es el síntoma del problema y después buscar qué dio origen a esa fiebre y una de las cuestiones es la falta de empleo”. De manera organizada, Silclir inició el trabajo y dijo que se encuentra en la fase de diagnóstico visitando todos los salones de usos múltiples (Sum), con el fin de organizar un “plan estratégico elemental”. Al respecto, señaló que algunas cosas se estaba haciendo en el barrio pero de manera muy fragmentada, por lo cual buscará unir todo como para generar algo más interesante y potenciar las acciones. Con respecto a los hechos de violencia ocurridos a fines de febrero, el rector y coordinar de la mesa interactoral señaló que actualmente hay “mucha calma y ojalá sea duradera”. El coordinador indicó que se organizaron seis comisiones de trabajo y que están integradas por más de noventa personas de distintos organismos y vecinos del barrio. Las comisiones son: deportes, seguridad, de salud y ambiente, de cultura y comunicación, de jóvenes, de educación y se pretende crear una más de capacitación, trabajo y empleo. Silclir señaló que durante las recorridas que realiza en el barrio, a primeras horas de la mañana, ya se pueden ver algunos jóvenes, mayores de edad en las veredas “fumando” a plena luz y a la vista de todos. El coordinador también manifestó que algo difícil de explicar sucede en el barrio, ya que en el instituto que está hace diez años hay 600 alumnos y que nunca hubo problemas de violencia, ni siquiera un vidrio roto o robos, incluso se eliminó el sistema de amonestaciones y que se trabaja y estudia de manera muy organizada. “Hay contradicciones con lo que sucede en el barrio que no logro explicar”, insistió, al tiempo que hizo hincapié en la falta de trabajo y la droga que, así como la falta de oportunidades. Para atender o buscar una solución, Silclir indicó que pretenden realizar todo el relevamiento, analizar las propuestas de las comisiones y convocar a los distintos organismos y ministerios, como Desarrollo Social y de Trabajo para generar las oportunidades que necesitan los jóvenes del barrio que actualmente se encuentran desocupados. Charlas y prevenciónGuillermo Daniel López, comisario inspector encargado de la Policía Comunitaria, comentó que en el barrio se incrementaron las recorridas y que en el marco de la mesa interactoral se trabaja en un proyecto para implementar patrullas fijas en determinados sectores del barrio. Además se dictan charlas en las escuelas. El comisario señaló que con las recorridas preventivas “se tranquilizó” un poco el barrio, aunque señaló que la situación no cambiará de un día para el otro, porque se trata de los mismos vecinos y que hay problemáticas o diferencias entr
e los habitantes que siguen. En ese sentido, agregó que los fines de semana siguen habiendo detenciones por desórdenes en la vía pública, por exceso de alcohol, pero que se trabaja para ir mejorando de a poco.





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