POSADAS. Sexto grado. Unos cuarenta alumnos. La maestra enseña Divisor Común Menor y Múltiplo Mayor Común. Y después les pide que resuelvan el problema para saber cuántas horas van a pasar hasta que dos colectivos que salieron juntos vuelvan a coincidir si uno tarda media hora y el otro una hora para terminar su recorrido. Para algunos docentes, basta con enseñar a aplicar las fórmulas. Otros buscan generar un desafío en sus alumnos, crear un espacio genuino de discusión en el que los chicos parten de sus saberes previos y -bajo la guía del docente- se construye el conocimiento. Para unos y otros docentes y profesores de matemática está dirigido el curso de Didáctica de la Matemática, a cargo de la especialista y profesora de la Facultad de Ciencias Exactas Silvia Caronía. “El propósito de este curso es poder mostrar investigaciones, no solamente investigaciones y aportes de nuestro equipo, sino también de otros lugares y personas, porque nos parece muy importante que el docente que está en el aula y con su tiempo muy contado acceda a estas investigaciones. Algunas tienen propuestas concretas de situaciones didácticas y también de todos los problemas que surgen en el aula y en la institución”, indicó Caronía en diálogo con PRIMERA EDICIÓN. Propuesta: mirar hacia el aulaEsta propuesta de capacitación está basada en la teoría de las Situaciones Didácticas del Guy Brousseau y aportes posteriores. “Brousseau se centró fundamentalmente en el aula, él notaba que los alumnos tenían problemas de aprendizaje, pero también que esos alumnos cuando se daban determinados problemas presentaban los mismos tipos de errores. Distintos alumnos, distintas escuelas, distintos niveles sociales… pero todos presentaban los mismos errores. Entonces Brousseau se preguntó que es lo que pasaba y su teoría es precisamente una mirada hacia el aula para ver qué estaba pasando, cómo estaba funcionando ahí el conocimiento matemático y por qué el alumno no podía lograr adquirirlo. En líneas muy generales, esta teoría propone cambiar la actuación del alumno. El estudiante tiene que tener un rol fundamental en la clase, pero para eso el profesor tiene que preparar situaciones, problemas que lleven a estos alumnos a tener otro tipo de actuación. Esto es lo que trataremos de enseñar a los profesores misioneros”, detalló Caronía. Construcción del saberSegún analizó la investigadora misionera, aprender matemática no es solamente un conocimiento que sirva en el momento, sino que también en cualquier otra situación el alumno puede trasladar ese conocimiento. “Una de las cuestiones fundamentales es el rol del alumno, cuando uno da un problema matemático, los docentes -por su formación- están tentados de decir ‘esto se resuelve de tal forma’, pero la didáctica lo que se propone es que el docente dé el problema y que el alumno comience a resolverlo desde sus propios conocimientos. No es solamente un resultado lo que le interesa al profesor, sino cuales son los distintos procedimientos… Porque la matemática no es solamente un resultado o una forma de resolver, puede haber muchas formas de resolver. ¿Quiénes son los que van a validar si está bien o no? En general, se cree que debe ser el profesor, pero no, son los propios alumnos. El aula se transforma en una pequeña comunidad científica donde los alumnos discuten y, al hacerlo, ponen a prueba las cosas que están pensando, tratan de expresarlas de la mejor manera posible para convencer a sus compañeros y ese trabajo que está haciendo el alumno le permite afianzar más el conocimiento”, señaló Caronía. Pero esta propuesta no resta protagonismo al docente, quien ejerce un rol de guía en el proceso de construcción de conocimiento y una función central en su institucionalización. Demasiado contenido Caronía confirmó que los alumnos que ingresan a la universidad tienen serios problemas en matemática por los déficit que arrastran de la secundaria. A su entender, “esta situación seguirá persistiendo hasta que las autoridades educativas -cuando piensan en transformaciones educativas y discuten los contenidos que se enseñarán en cada nivel- no compriman los contenidos”, diagnosticó. Al respecto, señaló que “hay demasiados contenidos para enseñar y muchas veces no están acordes con los tiempos asignados a la enseñanza de la materia”. Por eso, mientras que se da por supuesto que los alumnos salen de la escuela secundaria con muchos contenidos matemáticos, “lo que vemos en la universidad es que los chicos llegan con muchas falencias en sus aprendizajes”, remarcó la especialista.





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