POSADAS. El Tribunal Oral en lo Criminal Federal reinició ayer la audiencia dedicada a las declaraciones testimoniales, en el juicio que se le sigue a cinco ex integrantes de la Policía de la provincia de Misiones por crímenes de lesa humanidad cometidos contra más de sesenta víctimas durante la última dictadura.En las anteriores testimoniales declararon exclusivamente testigos de la acusación, todos ex presos políticos, quienes reiteraron los relatos -muchos de ellos de una crudeza sobrecogedora- sobre las torturas y vejaciones recibidas durante su cautiverio en el Departamento de Informaciones de la Jefatura de Policía y otros centros clandestinos de detención de la época.Ayer le tocó el turno a los testigos convocados por la defensa: el director de la Banda de la Policía, Darío Rivero; Mario Andrés Cáceres, quien era armero de la fuerza; y los médicos Bruno Zinovich, Manuel Ramos Matiauda, Julio César Lafuente, Felipe Agüero y Juan Carlos Gualpa, todos aportados por la defensa de uno de los imputados, el ex médico policial Guillermo Roque Mendoza. La audiencia se reanudará hoy, a partir de las 8, con declaraciones testimoniales de, entre otros, el ex senador Eduardo “Balero” Torres, autor del libro “Cosecha de injusticias”, sobre la represión en Misiones. El 17, se anunció ayer, el Tribunal se trasladará a Oberá, donde prestarán testimonio víctimas de la represión que no pueden concurrir al Tribunal debido a distintas afecciones. Ayer, cuando todo parecía ir por los carriles prefijados por la defensa, la declaración de Gualpa -un médico amigo de Mendoza- instaló un inesperado y dramático debate al afirmar que el propio imputado, años después, le contó que durante la dictadura era convocado para atender a los detenidos que estaban siendo torturados y dar indicaciones sobre si su estado les permitiría seguir con al sesión de torturas o no. Con la mención a esta conversación con el propio imputado, el colega y amigo de Mendoza aportó, involuntariamente, la primera prueba de que el facultativo estaba relacionado con las sesiones de tortura, tal como afirmaron tres testigos, pero que Mendoza había negado sistemáticamente.El testimonio generó distintas interpretaciones por parte de la acusación y la defensa y provocó que una vez más el médico anuncie que va a ampliar su declaración, probablemente para rebatir la interpretación de que con la declaración de Gualpa queda confirmada su vinculación a los casos de brutales torturas bajo investigación. Uno de los abogados de la parte querellante, Marcelo Fernando Canteli, quien representa a la víctima Eladio Benítez, no dudó en hablar de “una clara incriminación”. “Si le tengo que decir -indicó a PRIMERA EDICIÓN al término de la audiencia- este es un testimonio tremendo, terrible, porque cita una conversación realizada con uno de los imputados, en este caso el doctor Mendoza, donde éste le había confesado que, entre comillas, se veía obligado a asistir a los actos de tortura y a dar su diagnóstico sobre si era posible continuar con la tortura o no”.Un testimonio dramático“Así que usted saque sus propias conclusiones, este es un claro testimonio incriminatorio; pero además un testimonio de una gran hondura dramática, porque es el primer reconocimiento que hace una persona sobre la participación de un médico en la tortura. Ya teníamos el testimonio de las víctimas, pero aquí es la propia defensa la que ha ofrecido el testimonio”, amplió Canteli.“Y después, pretender distinguir cuál ha sido la intención última del profesional médico, creo que es una tarea improba, ya el sólo hecho de asistir y estar presente o, al menos, ver a una persona en esa situación de indefensión -y objeto de torturas- y no realizar la denuncia pertinente, implica una complicidad terrible. Por eso digo, es dramático”. subrayó.Canteli resaltó que el testigo se presentó como amigo de Mendoza “y, por lo tanto, en este testimonio hay que alejar cualquier sospecha de que haya querido perjudicar al imputado. En definitiva, esto nos indica que la verdad al final se impone”. El abogado encargado de la defensa de Mendoza, César Edgardo Ortellado, opinó que la declaración de Gualpa “no incrimina a mi defendido”. “Desde el punto de vista que el propio testigo no cree que el doctor Mendoza sea capaz de participar de las torturas, es evidente que no lo está incriminando, es decir, no lo incrimina, no lo acusa”, remarcó OrtelladoUn acto médicoOrtellado sostuvo que al contrario de lo que creen los abogados de la querella, la declaración sobre la confidencia de Mendoza no tiene peso “porque se desdice con los propios dichos de él (Gualpa), que no cree que el doctor Mendoza sea capaz de eso, porque ve en él a un colega, un médico que ha sido entrenado para salvar vidas, como él mismo. Lo que sí ha descrito, obviamente, ese momento, pero que él como médico lo considera también como un acto médico, no es una prueba incriminatoria. Es un comentario, ni siquiera el doctor Gualpa estuvo en la Policía, esto no es suficiente prueba”, reiteró. En tanto, la historiadora Yolanda Urquiza, quien fue una de las encargadas de recopilar las pruebas y testimonios para la conformación de la causa, destacó de la jornada que “el impacto que recibimos hoy fueron las declaraciones del doctor Gualpa, digo impacto porque fue un testigo aportado por la defensa del doctor Mendoza y nos parece que aportó la prueba más clara, quizá, y contundente, a partir del relato que le hiciera el doctor Mendoza, de que muchas veces él había sido convocado a controlar el estado de personas que estaban siendo sometidas a tortura y que aún cuando les dijera que no estaban en condiciones de seguir soportando la tortura, ellos seguían lo mismo”. La historiadora señaló, además, como dato significativo para ver cómo sigue el proceso que “quizás habría que destacar que el testimonio de Rivero, quien comentó que la banda de música a veces recibía una serie de órdenes y contra órdenes y algunas veces salía a tocar dando vuelta la manzana de la Jefatura de Policía. Esto no es un dato menor, porque justamente el sonido de la banda era el que oficiaba muchas veces acompañando a las sesiones de tortura”.





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