CAMPO VIERA. El lamentable episodio que estalló en enero y que incluso ganó repercusión en los medios nacionales, sumó en las últimas horas un segundo capítulo, cuando el padre de la menor de trece años abusada en esa oportunidad por un grupo de encapuchados denunció que los mismos individuos intentaron secuestrar y abusaron a su otra hija, de once, en un hecho que considera una venganza.Aunque la impunidad con la que se manejan los siniestros desconocidos resulta difícil de creer, los hematomas y escoriaciones que presentó la niña ante el examen médico confirmaron el ataque, que sucedió el viernes en pleno centro de Campo Viera.Incluso, según el relato de la niña ante las autoridades, una vez más sería un VW Gol negro el automóvil en el que circulaban los depravados, similar al utilizado en el caso anterior del que fue víctima su hermana mayor.El padre de las niñas, quien perdió una pierna en el conflicto de Malvinas, aseguró ayer en diálogo exclusivo con PRIMERA EDICIÓN que todo se trata “de una venganza” por la denuncia del caso anterior, aseguró que tiene miedo y agregó que sigue luchando por abandonar Campo Viera y mudarse a otra localidad del interior.La misma pesadillaLa historia comenzó el 16 de enero, cuando la hija de trece años del ex combatiente salió a comprar comida a un kiosco, alrededor de las 23. La adolescente iba acompañada por una joven que minutos antes se encontraba junto a su progenitor, vecina del pueblo.En determinado momento, siempre según el relato de la adolescente y del hombre ante las autoridades, apareció un VW Gol negro con un grupo de encapuchados que raptó a la menor, aparentemente gracias a que la presunta “entregadora” roció con un spray a la chica para adormecerla.Entonces, los secuestradores se trasladaron hasta la vivienda de quien sería el hermano de esa “entregadora”, ataron a la menor a una cama y la violaron en reiteradas oportunidades.Preocupado, el padre de la víctima salió a recorrer el pueblo a pie, gritando el nombre de su hija. Eso, al parecer, fue lo que alertó a los degenerados, quienes huyeron por una ventana del lugar, no sin antes dejarle a la niña un cuchillo con el que la misma se liberó para reencontrarse con su progenitor.Cuando ambos fueron a la comisaría local a radicar la denuncia, el oficial de servicio los amenazó para que no contaran lo sucedido. Finalmente, el caso trascendió y llegó incluso a los medios nacionales. La repercusión fue tal que hasta el senador Aníbal Fernández cuestionó en Twitter la pasividad de las autoridades misioneras. “¿La Justicia no tiene nada para decir al respecto? ¿La dirigencia? ¿Y la sociedad misionera? ¿Que les pasa?…”, escribió el funcionario.El caso conmovió a la provincia y hasta hubo marchas de apoyo en Posadas. Esa presión fue la que logró que la Justicia avanzara en la investigación del hecho, que todavía continúaLa triste historia del ex combatiente sumó otro penoso capítulo en la mañana del viernes 27 de abril, esta vez protagonizado por su otra hija, de apenas once años.“El viernes pasado viajé a Posadas, al Ministerio de Derechos Humanos, por unos trámites con respecto al caso anterior. Mis hijas se quedaron solas acá y la más chica tuvo que ir al médico para que le sacaran una muela”, relató en detalle el ex combatiente a este medio.Tras la intervención, el doctor le recetó una serie de medicamentos que la niña fue a comprar a una farmacia emplazada en Avenida Del Té, en el centro de Campo Viera. Fue en ese momento que la menor divisó un VW Gol negro que comenzó a seguirla, hasta que finalmente la alcanzó, a no más de cien metros de la comisaría local.“Se bajó un tipo y la tiró para adentro del auto. Ahí le ‘chuponearon’ todo el cuello. Ella me contó que estaban encapuchados y sólo se les veían los ojos y la boca. Entonces, mi hija comenzó a gritar y ahí fue que la bajaron, a los pocos metros”, contó el padre de la víctima. Todo había sucedido en la zona urbana de la localidad y a plena luz del día: eran las 8.Cuando el ex combatiente regresó de Posadas, la menor le contó lo que había pasado y juntos fueron a radicar la denuncia a la comisaría del pueblo. En esta oportunidad no recibió amenazas y pudo realizar sin inconvenientes el trámite, que fue elevado a la Comisaría de la Mujer de la Unidad Regional II -con asiento en Oberá- bajo la caratula “abuso sexual”.Después de la denuncia, un médico policial constató que la menor presentaba escoriaciones y hematomas en la zona del cuello y en otras partes del cuerpo, presumiblemente a raíz del repudiable accionar de los encapuchados.Sobre este nuevo capítulo de la pesadilla que vive junto a sus hijas, el hombre aseguró que se trató de una venganza por la denuncia anterior y “porque el otro día le sacaron una prueba de ADN al hermano de la ‘entregadora’”, quien habría abusado de la menor de trece a principios de año. “Yo digo que me hacen todo esto para que deje de hacer la denuncia contra ellos”, agregó.El ex combatiente no sólo se refiere a este grave episodio, sino también a las constantes amenazas que sus hijas reciben desde hace meses, cuando todo salió a la luz. “Les dicen que las van a secuestrar y las van a llevar a Paraguay. Incluso yo tenía mi autito, un Renault 12, que reventaron a piedrazos”, comentó, y reconoció que ahora cuenta con custodia policial en su humilde vivienda.De todas maneras, el hombre aseguró que sigue luchando para salir del infierno en el que se transformó el pueblo para él y sus hijas: “Tengo miedo porque yo no puedo defenderlas. Ellas ya sólo salen para ir a estudiar, pero igual las amenazan, además de que en la escuela las discriminan y ya no tienen ni ganas de ir. No veo la hora de irme de acá, ya fuimos a Gobernación y ojalá Dios quiera que consiga una orden judicial para poder mudarme. La estoy pasando feo, muy feo”. “Cuando te sentís impune,seguís ‘ampliando la jugada’”El doctor Roberto Bondar, representante legal del ex combatiente y de sus hijas, opinó al respecto de esta nueva denuncia y, en su vasta experiencia en casos como este, confió que “cuando te sentís impune, no es que no reiterás el delito, sino que todo lo contrario, seguís ‘ampliando la jugada’”.Al respecto, el letrado comentó que ya se encuentra informado
sobre esta nueva denuncia y que próximamente llevará a cabo los pasos necesarios para que se inicie una investigación al respecto.En cuanto a las pesquisas que lleva adelante la Justicia obereña sobre el primer caso de abuso, ese que trascendió a los medios nacionales y que generó conmoción en la provincia a principios de este año, las fuentes informaron que por estas horas se aguardan los resultados de las pericias genéticas que se le realizaron a uno de los presuntos sospechosos.A ese individuo se le tomó en los últimos días una prueba de ADN para estudiar el grado de participación que tuvo en el primer hecho denunciado por el ex combatiente. Con esos resultados, la causa podría seguir avanzando.





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