POSADAS. Setenta jóvenes de Argentina, Paraguay y Estados Unidos, junto al reconocido músico Gustavo Santaolalla y a los directores Norberto García, Miguel Brizuela y Andrea Merenzon dieron un brillante espectáculo el viernes, en el Teatro Lírico del Centro del Conocimiento, a modo de antesala de lo que se vivirá en el 3º Festival Internacional de Orquestas Infanto Juveniles “Iguazú en Concierto”. El mismo se desarrollará del 21 al 26 de mayo, en Puerto Iguazú, con la participación de 700 niños y jóvenes músicos de todo el mundo y el cierre tendrá como escenario a una de las Siete Maravillas Naturales del planeta: Las Cataratas del Iguazú. Con la visita a esta capital del padrino del Festival, Gustavo Santaolalla, se realizó la presentación en sociedad de este evento que crece a cada año. La gala se vió en distintos puntos del país a través del Plan Nacional de Igualdad Cultural, que televisó el encuentro. En tanto, la conducción estuvo a cargo de Andrea Merenzon, directora artística de “Iguazú en Concierto”, quien en primer lugar invitó a Santaolalla a compartir una charla. Así, el compositor argentino, ganador de dos premios Oscar, hizo un paneo de su vida, ligada intrínsecamente a la música, desde sus cinco años hasta la actualidad. Sencillo y ocurrente, Gustavo fue relatando distintos momentos que lo marcaron, como su paso por la banda Arcoiris. Contó también que comenzó a componer canciones a los diez años y que nunca aprendió a leer partituras, pese a los innumerables intentos de su profesora de guitarra, quien un día fue a su casa y le dijo a su madre: “Señora, no seguiré enseñando a Gustavo porque su oído es más fuerte que mi música”. A lo largo de la amena charla entre Santaolalla y Merenzon, y ante la mirada atenta del público, quedó al desnudo el talento de este compositor argentino que también creció con la música, al igual que cada niño que se encuentra con este arte desde muy pequeño y se aferra a él para siempre. Por otra parte, quedó en evidencia que, en el caso de Santaolalla, la falta de formación académica no fue un impedimento para alcanzar sus metas musicales y ser reconocido con quince premios Grammy y dos Oscar (por las bandas sonoras de los films “Secreto en la montaña” y “Babel”). Luego de recordar esos años de la última dictadura militar en Argentina, que llevaron a Gustavo a dejar el país e instalarse en Los Angeles (Estados Unidos), Santaolalla y Merenzon recibieron en el escenario a un dúo (14 y 16 años) de Rosario (Santa Fe). Guido Gavazza y Manuel Martínez, en bandoneón y piano, emocionaron a los presentes, primero con un tango y después con una pieza folklórica, mientras el padrino del Festival los miraba con asombro y admiración. Este fue, sin dudas, uno de los grandes momentos de la noche y la gente celebró el talento de estos jóvenes con calurosos aplausos. Santaolalla los abrazó, mientras la gente seguía aplaudiéndolos. Poco después, Santaolalla expresó sentirse “muy agradecido de ser parte de este encuentro”, y deleitó a los presentes con dos temas de su repertorio. La gente cantó con el y acompañó con palmas, temas como “Mañanas campestres” y “No existe fuerza en el mundo”. Los aplausos resonaron potentes en el Teatro Lírico. Después de una breve pausa, el segundo video institucional dejó a la luz la esencia del Festival y poco a poco comenzaron a ingresar al escenario los setenta jóvenes músicos. Allí, la fiesta tomó otro color. Fue el maestro Norberto García quien los dirigió. Y la orquesta juvenil especialmente formada para la ocasión interpretó una obra de Vivaldi que hizo aflorar un sinnúmeros de “bravos” al final. Al maestro Gracía, le siguió Miguel Brizuela, director de Los Grillitos Sinfónicos. Fue maravilloso ver tanto despliegue de talento en esos jóvenes. Continuaron con una pieza de Mozart y deslumbraron a la platea con “Mambo” de Leonard Berstein. Allí se vivió una verdadera fiesta, ya que los músicos al interpretar también bailaban y giraban sus instrumentos, lo que le dio un toque especial a la puesta, mientras el público hacía palmas, con la fascinación instalada en sus ojos. Aquí, la dirección fue del maestro Norberto García. Luego, otro exquisito momento fue cuando, bajo la dirección de Andrea Merenzon, los chicos tocaron junto a Santaolalla. La aclamación no se hizo esperar. Como si todo esto fuera poco, Santaolalla subió una vez más al escenario y dirigió a la orquesta, que sonó de maravillas. La gente estaba exultante y pidió “otra”. Así fue que el final fue por todo lo alto con el bis de “Mambo”. Mientras los jóvenes miraban a la gente con la satisfacción de haber dejado todo en escena, el público los aplaudía de pie, con el orgullo de saber, después de esta grata muestra musical, que el “Iguazú en Concierto” maravillará al mundo. “Gran momento para los jóvenes”“Estoy muy feliz de estar en Misiones y muy orgulloso de ser el padrino del Festival, de compartir la búsqueda de la música como lenguaje universal”, expresó Gustavo Santaolalla, el padrino de “Iguazú en Concierto” y destacó que este “es un gran momento para la música en Argentina y para los jóvenes. Hay más chicos que nunca estudiando bandoneón, hay chicos que están haciendo rock pero con identidad”.En un momento, el músico se refirió a su “falta de formación académica”, a la vez que resaltó que “mis padres siempre me apoyaron muchísimo, estoy muy agradecido, pero también me dieron todas las herramientas que tienen que ver con la educación para poder tener elementos como la disciplina, la ética de trabajo, para que aún, sin tener esos estudios académicos, me dedicara a la música con pasión y con el trabajo que requiere. A los 12 años decidí que quer&iac
ute;a ser músico”.





Discussion about this post