Un caso particular es la categoría Parlamentarios del Mercosur, donde Misiones tendrá uno, en representación de los misioneros para unirse a otros tantos que serán electos por otras provincias y la Nación. Pocos saben que ya existen legisladores nacionales, incluso misioneros, que forman parte del Parlasur (Parlamento del Mercosur). Y se debe en gran parte, a la casi nula concreción de normas que impactan de manera directa en esta difícil relación que tenemos en el día a día con nuestros países vecinos, especialmente en Misiones donde resulta fluido el movimiento migratorio con Paraguay y Brasil.A partir de esa escasa productividad legislativa mercosureña, es que muchos no entienden aún por qué aparece la categoría en las boletas si de nada han servido hasta ahora los servicios de los parlamentarios. Mientras que otros, muestran su disconformidad con la dieta (que rondará los 70 mil pesos mensuales) que van a percibir los parlamentarios electos desde diciembre próximo.Es que el Mercosur real sigue mostrando serias falencias que van desde la lentitud en la resolución del tráfico fronterizo de personas (con pocas casillas habilitadas, poco personal de Migraciones y Aduanas argentina que agilicen el paso -por ejemplo- en el puente San Roque González de Santa Cruz). Resulta curioso que en Paraguay con menos agentes, el tránsito fluya mucho más que en la cabecera argentina. Esto revela que no se hizo mucho por la operatividad cuando se levantaron más casillas en el centro de Frontera (hoy las colas siguen siendo interminables e inhumanas en el mismo) pero no se las puede poner a funcionar porque “siempre falta personal”. Ni hablar de los casos de comercio fronterizo.Esta semana, este Diario hizo notar que pasó un año del anuncio de un control unificado que se iba a asentar en Encarnación pero que nunca comenzó a funcionar. Y resultó ser porque los baños no estaban terminados para el personal de Migraciones y Aduanas. ¿Cómo serán esos baños que se tarda tanto en finalizarlos? Mientras la realidad es así de burocrática y compleja, aparece el Mercosur de la campaña, que promete y promete mejorar la relación entre países en cuestiones que debieran empezar por lo básico. Que pintan al bloque común como el salvador de los problemas. Sin embargo, se corre el riesgo, de que sea -una vez más- precisamente sólo otra promesa más.
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